Serenidad

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--Sí, papá. Estamos en el Libertad; tenemos reunión con el grupo. Sí, estamos todos. Llegaré más tarde, pero Luka dice que me acompaña a casa. Sí, yo también. ¡Ciao!

Marinette colgó con un resoplido y se concentró en secarse el cabello suelto con la toalla que le había dado Anarka. Habían recorrido el camino de regreso rodeados de una fina llovizna, y se habían vuelto a mojar; menos mal que Juleka le había prestado ropa seca al llegar al barco. Se sentía algo extraña con ella, pero no le quedaba mal.

--¡Vaya! Estás muy guapa de negro.

--¡Adrien! --se sobresaltó ella--. Estás... Aquí.

--Nos hemos fugado de esgrima --se encogió de hombros--. Vi los mensajes en el grupo, y sé por experiencia que todo esto de la expectación en redes puede resultar bastante abrumador. Solo quería darle mi apoyo a Luka.

--Gracias. Ya sé que todo esto no es nada comparado con la notoriedad a la que tú estás acostumbrado, pero sí que resulta algo estresante.

Una sonrisa divertida iluminó la mirada de Adrien.

--Bueno, no es la primera vez que te ves envuelta en algo así. ¿Recuerdas aquella vez en que me ayudaste a llegar al cine? Y luego publicaron aquellas fotos en las que especulaban sobre si éramos novios...

--Ya. ¡Nosotros dos, novios! Pfff, qué idea más ridícula, ¿verdad? --Marinette mostró los dientes en una sonrisa incómoda.

--Bueno... --Adrien buscó sus ojos un segundo, y luego bajó la mirada--. La verdad es que me gustan esas fotos. Hasta hace poco las tenía en la pared de mi habitación --confesó en voz baja.

Exactamente, hasta que había visto la cara que se le había puesto a Kagami al verlas, y había decidido guardarlas en el cajón secreto donde estaban también las de Ladybug, para evitar problemas.

Dio un paso atrás para separarse de Marinette al ver que la japonesa se acercaba. Ella fue directa a colgarse de su brazo, tirando de él.

--Vamos, cariño; ha llegado Alya, así que ya estamos todos --se volvió hacia su amiga--. ¿Qué tal, Marinette? Qué look tan... particular.

--Nos ha pillado la lluvia y Juleka me ha prestado ropa seca --murmuró ella.

--Te queda bien. Estás muy... rockera. Aunque la verdad es que yo soy más de piano clásico que de guitarra eléctrica --afirmó, poniéndose de puntillas para darle a Adrien un cariñoso beso en la mejilla.

--Venga, ¿ya está seca la parejita? --Alya dio unas sonoras palmadas para llamar la atención de todos--. ¡Nos habéis ignorado un buen rato, perdidos quién sabe dónde y con los teléfonos apagados! ¿Tan ocupados estabais? --rio, juguetona, dirigiéndose a su mejor amiga.

--Teniendo en cuenta que era nuestra primera cita a solas, creo que te lo puedes imaginar --respondió Luka en el mismo tono, acercándose a Marinette para abrazarla por la cintura.

--Ohh, qué tierno --suspiró Rose.

--Venga, venga; ya que hemos interrumpido a estos tortolitos con asuntos de negocios, hagamos que valga la pena. ¡Creo que deberíais aprovechar esta oportunidad para promocionar a Kitty Section por todo lo alto! He pasado media tarde estudiando las reacciones a tu publicación, Luka, y he sacado un montón de estadísticas interesantes.

--Lo que hay que ver es cómo convertir todo este circo en apoyo para el grupo --resopló Luka, enrojeciendo al ver qué tipo de información había incluido Alya en el dossier que acababa de alargarle.

--Oh, disculpa, solo he seleccionado algunos de los comentarios más entusiastas para que pudierais haceros una idea de la situación.

El músico se tapó la cara con las manos mientras el resto los leían por encima de su hombro.

--Bueno, dejad eso de una vez --estalló tras un rato de soportar exclamaciones y risitas; Adrien le propinó un par de palmadas solidarias en la espalda--. Lo importante es que, entre todos los mensajes, hemos recibido dos muy interesantes. Bob Roth, y una tal Lynn Reyes, quieren que contactemos con ellos para hacernos sendas ofertas de representación.

--¿En serio? --murmuró Juleka, abriendo desmesuradamente los ojos.

--¿Lynn Reyes? Uhm... --Alya mordisqueó el bolígrafo que sostenía, tecleando en el buscador de su móvil con cara de concentración--. ¡Efectivamente! Aquí está. A Roth lo conocemos, y habrá que ver lo que ofrece, y lo que pide a cambio; pero Ms. Reyes puede ser una gran opción. Por lo que veo, lleva a algunas bandas interesantes, ¡y también trabajó durante un tiempo con el mismísimo Jagged Stone!

--A mi Bob Roth no me da buena espina --dijo Iván, cruzándose de brazos--. ¡Recordad lo que nos hizo la otra vez!

--No lo olvidamos, desde luego --lo apoyó Marinette.

--Es un tipo despreciable, pero cuenta con muchos contactos. Deberíais escuchar las dos ofertas antes de decidir. Luego, en función de lo que veáis, ya habrá tiempo de mandar a Roth a tomar viento --dijo Alya con una gran sonrisa.

--Bien, pues les contestaremos a los dos para concertar una cita con ambos y escuchar lo que nos proponen. ¿Estáis todos de acuerdo? --terció Luka.

Tardaron un buen rato en redactar los mensajes hasta quedar satisfechos con el texto. Conteniendo la respiración, Luka pulsó el botón de enviar: ya solo quedaba aguardar las respuestas.

--Sí me disculpais, creo que necesito respirar un momento --se excusó el guitarrista.

Se dirigió hacia la borda arrastrando los pies, buscando un instante de calma y silencio que le permitiera recuperar la serenidad perdida. Había sido un día intenso: su cita con Marinette, la conversación Tom Dupain, los besos, la lluvia, el desagradable momento protagonizado por aquella camarera que parecía empeñada en incomodarlos... Y todo aquel jaleo en redes que había terminado con dos ofertas de representación para la banda sobre la mesa.

Respiró profundamente, inspirando con tranquilidad y dejando salir todo el aire antes de empezar de nuevo. Cerró los ojos, concentrado en el rumor del agua, los ruidos lejanos de la ciudad, el crujir de la madera del barco, las risas de sus amigos en el piso de abajo.

Sonrió cuando un latido familiar se unió a la melodía. Marinette se acodó junto a él en la baranda, contemplando el agua en silencio. Alargó la mano para asir la suya, y ella apoyó la cabeza en su hombro. Acarició su cabello con dulzura, la añorada paz extendiéndose como un bálsamo sobre su pecho.

Pero, de repente, sintió que algo no iba bien. Abrió los ojos de golpe y tiró de Marinette, para colocarse frente a ella con gesto protector, mientras un enorme remolino se elevaba desde el río. Una gigantesca akumatizada de ojos fulgurantes cabalgaba sobre él.

--Así que aquí estáis --habló con voz cavernosa, dirigiéndose a Luka, que le dedicó una mirada furiosa--. Me dijiste que creciera --dijo con sorna--; ¿te gustó más así?

--Te sugerí que madurases, que es diferente --masculló Luka--. Y ya veo que no me has hecho ningún caso.

Ella sonrió con arrogancia.

--En cuanto te alcance con mi poder, me adorarás. Tú, y todos los demás.

Marinette tiró de su mano con urgencia en cuanto vio que la akumatizada comenzaba a concentrar un rayo brillante entre los dedos, y Luka corrió tras ella, maldiciendo por lo bajo lo poco que había durado aquel instante de serenidad.

Continuará...

Still loving youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora