Repartidor

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Luka se frotó los ojos con fuerza, luchando por despejarse. El sueño le había sido esquivo durante la mayor parte de la noche, y en los pocos momentos en los que consiguió dormir, se había debatido entre crueles pesadillas.

El amanecer lo encontró agotado y ojeroso. Las sensaciones de la angustiosa premonición que había tenido el día anterior se mezclaban con las oscuras imágenes que habían poblado sus sueños, y con los temores a los que la ansiedad había dado forma en su imaginación.

Se cubrió la cabeza con la almohada y tanteó hasta dar con el despertador y apagarlo de un manotazo. Aquella larga noche había logrado ponerlo de mal humor. Lo que realmente le apetecía era esconderse debajo de las sábanas y aislarse un buen rato del resto del mundo, pero no podía hacer eso. Tenía que levantarse, darse una ducha, y presentarse puntual en su trabajo como repartidor.

La jornada se le hizo pesada, pero le permitió sumergirse en la rutina y olvidar por momentos sus preocupaciones. Al menos, hasta el último reparto de la mañana.

--Aquí tienes, muchacho --el encargado le tendió las cajas mientras iba enumerando el contenido--: dos pizzas, un surtido de sushi, y un sandwich de arenques tamaño familiar.

Luka enarcó una ceja al escucharlo.

--Añade una tarrina de helado; esa la pago yo.

El trayecto en bicicleta era corto. Una vez llegó a su destino tocó al timbre, aunque estaba prácticamente seguro de que si simplemente aguardaba un instante frente a la puerta le abrirían igual.

--Hola, Anna --saludó.

--¡Hola, Luka! Perdona, no se me ocurrió otra forma mejor de contactar contigo --se excusó la pelirroja--. Marinette me contó que estuviste un poco extraño tras la sesión de fotos... Y pensé que a lo mejor necesitabas hablar. Podemos compartir unas pizzas...

--Gracias --murmuró él--. He traído helado de postre.

--¡Mi sabor favorito! --exclamó Anna al verlo--. A veces esto de la intuición tiene sus ventajas --dijo, sonriente.

Luka bufó por lo bajo mientras la seguía al interior de la vivienda. Por lo que le pareció, no había nadie más.

--Pues yo creo que me voy a volver loco si esto sigue así. He tenido una visión terrible, Anna. Realmente terrible. Creo... Creo que voy a hacer algo muy malo --se pasó la mano por la frente, agobiado.

--Espera un momento. No te precipites, ¿vale? Dime, ¿qué viste exactamente?

--Fue todo muy confuso: las imágenes, y las sensaciones. Adrien e Iván estaban jugando con unas ramas, haciendo que peleaban, y yo... lo vi caer. De repente solo había sangre y oscuridad por todos lados; y Ladybug se inclinaba para besar sus labios, y cuando levantaba la mirada hacia mí había odio en sus ojos: ¡me miraba con odio! --Luka hablaba atropelladamente--. El horror, los celos y la culpa lo llenaban todo; y no sé si esto tiene sentido, pero yo esperaba ser Viperion, y sin embargo no lo era. Había un akuma, o varios, también; pero luego abrí los ojos, y ya no estaban --un quejido angustiado escapó de su garganta--. Por todos los demonios, Anna, ¡no podemos dejar que ocurra algo así!

--Joder, Luka: esa es una visión tremendamente compleja para alguien sin entrenamiento. ¡Tu don es una pasada! Si Jian, el maestro del templo, llega a conocerte, ¡va a alucinar! --la chica se esforzó en rebajar su entusiasmo al ver su expresión--. En fin: lo importante es tranquilizarnos. Estas cosas pueden ser muy crípticas, y difíciles de interpretar.

--No sé si él estaba muerto, Anna; ¡y ella me odiaba! --hizo una pausa antes de exponer sus temores--. En el parque, Adrien me dijo que quería hablar conmigo, y al final no pudimos, así que lo veré mañana. Creo que va a decirme que está enamorado de Marinette. ¿Y si ella también lo ama? ¿Y si todo acaba entre nosotros, un akuma se aprovecha de mis celos y le hago daño de verdad? ¡No puedo caer! ¡No puedo atacarlo, ni enfrentarme a ella como Ladybug!

Still loving youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora