016.

10.1K 1K 107
                                    

Junto a Harry, Ron y Hermione hemos dejado nuestras cosas en uno de los compartimientos del expreso de Hogwarts para luego volver con mi madre, Bill y Charlie, y así despedirnos de ellos.

—Quizá nos veamos antes de lo que pienses. —le dijo Charlie a Ginny, sonriendo al abrazarla. —Ven aquí, ____.

—No necesito abrazos. —le dije, pero él no me escuchó y simplemente me ha atraído hacia él para darme un fuerte abrazo. —¿Cuándo volveremos a verte?

—Ya lo verás. —respondió él. —Pero no le digas a Percy que he dicho nada, porque, al fin y al cabo, es información reservada, hasta que el ministro juzgue conveniente levantar el secreto.

—Sí, ya me gustaría volver a Hogwarts este año. —dijo Bill con las manos en los bolsillos, mirando el tren con nostalgia.

—¿Por qué? —pregunté, intrigada.

—Porque van a tener un curso muy interesante. —explicó él, parpadeando. —Quizá podría hacer algo de tiempo para ir y echar un vistazo a...

—¿A qué?

En ese momento sonó el silbato y nuestra madre comenzó a empujarnos hacia las puertas de los vagones.

—Gracias por la estancia, señora Weasley. —dijo Hermione.

—Sí, gracias por todo, señora Weasley. —dijo Harry.

—El placer ha sido mío. —respondió ella. —Los invitaría también a pasar la Navidad, pero... bueno, creo que preferirán quedarse en Hogwarts porque con una cosa y otra...

—¡Mamá! —exclamó Ron enfadado. —¿Qué es lo que saben ustedes tres y nosotros no?

—Esta noche se enterarán, espero. —contestó ella con una sonrisa. —Va a ser muy emocionante. Desde luego, estoy muy contenta de que hayan cambiado las normas...

—¿Qué normas? —preguntamos todos al mismo tiempo, pero nuestra madre solamente nos ha dicho que Dumbledore nos lo explicaría y eso simplemente aumentó nuestra curiosidad.

¿Qué era exactamente lo emocionante que viviríamos?

✧✧✧

Draco Malfoy acababa de aparecer en el vano de la puerta, donde detrás de él estaban Crabbe y Goyle, sus enormes y brutos amigotes, los cuales parecían haber crecido durante el verano.

—No recuerdo haberte invitado a entrar, Malfoy. —dijo Harry fríamente.

—¿Qué es eso, Weasley? —preguntó Malfoy, ignorando las palabras de Harry y señalando la jaula de Pigwidgeon. Una manga de la túnica de gala de Ron colgaba de ella balanceándose con el movimiento del tren, y el puño de puntilla de aspecto enmohecido resaltaba a la vista.

Ron intentó ocultar la túnica, pero Malfoy fue más rápido, agarrando la manga y tirando de ella.

—¡Miren esto! —exclamó Malfoy, encantado, enseñándoles a Crabbe y Goyle la túnica de mi hermano. —No pensarás ponerte esto, ¿eh, Weasley? Fueron el último grito hace mil ochocientos noventa...

—¡Vete a la mierda, Malfoy! —gritó Ron, con la cara del mismo color que su túnica cuando la desprendió de las manos de Malfoy.

Malfoy reía sonoramente.

—¿Así que vas a participar, Weasley? ¿Vas a intentar dar un poco de gloria a tu apellido? También hay dinero, por supuesto. Si ganaras podrías comprarte una túnica decente...

—¿De qué hablas? —pregunté, captando de esa forma su atención.

—¿También vas a participar? No, espera, es imposible que lo hagas. —dijo con esa sonrisa arrogante para luego mirar a Harry. —Supongo que tú sí, Potter. Nunca dejas pasar una oportunidad de exhibirte, ¿a qué no?

—Malfoy, una de dos: explica de qué estás hablando o vete. —dijo Hermione con irritación, por encima de su Libro reglamentario de hechizos, curso 4°.

En ese momento una alegre sonrisa ladina se formó en el pálido rostro del chico.

—¡No me digas que no lo sabes! —dijo muy contento al momento en que me miraba junto a Ron. —¿Ustedes tienen en el Ministerio a su padre y hermano y no lo saben? Dios mío, mi padre me lo dijo hace un siglo... Cornelius Fudge se lo explicó. Pero, claro, mi padre siempre se ha relacionado con la gente importante del Ministerio... Quizá el rango de vuestro padre es demasiado bajo para enterarse. Sí, seguramente no tratan de cosas importantes con tu padre delante.

Con todo eso dicho ha vuelto a reírse para luego comenzar a irse junto a Crabbe y Goyle.

—¿Pero qué demonios es eso que no sabemos? —pregunté irritada de que nunca lo mencionen. —Por Merlín. Harán que me salgan canas de la frustración.

Durante el resto del viaje no volví a mencionar una palabra, me encontraba frustrada y molesta con Malfoy. Por no mencionar aquello nosotros no sabemos y por burlarse de mi padre por no tener un alto rango en el Ministerio.

En el momento en que las puertas del tren se abrieron hemos bajado al aguacero con la cabeza inclinada y los ojos casi cerrados. La lluvia caía entonces tan rápida y abundantemente que era como si nos estuvieran vaciando sobre nuestra cabeza un cubo tras otro de agua helada.

—¡Ah, no me haría gracia pasar el lago con este tiempo! —aseguró Hermione enfáticamente, tiritando mientras avanzábamos muy despacio por el oscuro andén con el resto de los alumnos.

Y entonces a la salida de la estación hemos logrado ver varios carruajes sin caballos por lo que rápidamente nos hemos subido a uno de ellos para así dejar que nos lleven al castillo de Hogwarts.

✧✧✧

Finalmente hemos sabido aquello emocionante que viviríamos, lo cual era el Torneo de los tres magos.

Donde habrá una competición entre tres escuelas, las cuales eran: Hogwarts, Beauxbatons y Durmstrang.

Lamentablemente no todos podríamos participar, ya que, se había establecido este año una restricción de edad y solo los estudiantes que tengan la edad requerida podrían proponerse para el torneo.

Aquello era una medida que estimaron necesario dado que las tareas del Torneo serían difíciles y peligrosas, por muchas precauciones que se tomaran.

Ahora entendía el por qué nuestra madre estaba contenta de que hayan cambiado las normas, ella no quería por ningún motivo que uno de sus hijos se inscribiera para ser parte del Torneo de los tres magos.

—Es una pena para tu familia, Weasley. —me dijo Malfoy, mirándome con una sonrisa maliciosa. —Ninguno de ustedes podrá participar por ese dinero que tanta falta les hace.

—Cierra tu boca.

—Bueno. Estaba claro que tú no participarías.

—¿Cómo estás tan seguro de eso?

—Porque eres una cobarde. —dijo mientras en su rostro pálido seguía aquella sonrisa de malicia. —¿Acaso olvidaste como temblabas en el mundial de quidditch?

—¿Qué? Yo no estaba temblando.

—Yo lo recuerdo muy bien. Estabas temblando mientras mirabas aterrada por todas partes. —me dijo. —Agradece que te he ayudado.

Definitivamente me estaba haciendo perder la paciencia, pero no pensaba golpearlo o lanzarle algún hechizo, solamente porque nos encontrábamos en el Gran Comedor.

—Nunca, pero nunca te voy a agradecer. —le dije irritada. —Prefiero morirme antes de agradecerte.

Diciendo eso último me he levantado de mi lugar para así abandonar el Gran Comedor y mientras me alejaba iba maldiciendo al muchacho con demasiada rabia. 

LONELINESS; Draco Malfoy. ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora