CAPITULO 27

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Capítulo veintisiete

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ANTON


                     La luna llena alumbra todo el cielo mientras la noche produce sus sonidos habituales, la brisa fría choca con mi dorso desnudo y agita mi cabello.

Los árboles sé ven oscuros, y las carreteras vacías. La vista desde mi habitación era increíble. Podías ver la mitad de la ciudad, y la mitad del bosque.

Las noches no son iguales, muchas veces tenemos el cielo iluminado, y otras simplemente esta triste y opaco, tenemos también el cielo elegante de luna con nubes y otras extravagantes con lluvias de estrellas

Hoy era un día de esos en los que quieres que la persona que te gusta te corresponda y que las personas que tú amas sean felices, pero a tu lado.

Y si... un chico de 23 años enamorado solo; ese era mi caso, yo estaba enamorado solo, el sentimiento que es de dos lo estaba sintiendo uno solo, estaba luchando yo solo, y todo lo estaba haciendo yo solo. Soy consciente que es por mi propia culpa, pero una sola vez el corazón se enamora verdaderamente y ya no hay vuelta atrás.

Cómo me gustaría que ella me correspondiera, tener cerca ese lindo cuerpo, tener su aroma cerca de mí, poder tocar su cabello y besar sus labios... los labios del amor de mi vida. Sé que ella es el amor de mi vida.

—Hijo — la puerta de la habitación suena y me giro para atender a mamá— Ya casi nos vamos, ¿estás listo?

—Sí, solo me coloco la camisa y ya.

Me adentre a mi habitación mientras cerraba la puerta corrediza del balcón; me dirigí al closet busqué una camisa negra y la combiné con unos vaqueros negros y zapatillas deportivas del mismo color, mi cabello estaba desordenado y me gustaba llevarlo así, tomé un reloj de mi mesita de noche y mientras me dirigía al pasillo iba ubicándolo en mi muñeca izquierda.

—Listo má.

— Tu padre está terminando de arreglarse para que vayamos saliendo.

—Estoy listo ya— papá sale del pasillo y ve a mi madre— WA-O ¡que preciosa que estas amor mío! —se acerca y le da un beso corto llenándose un poco de labial de mamá.

—Oye tú estás muy elegante hoy— se dirige a mí— lindo peinado Anton.

—No me peiné—alce mis hombros y los tres reímos

—Lo sabemos hijo, andando llegaremos tarde.

Hoy había una cena en casa del tío José, le encargaron la apertura de una línea de restaurantes aquí en la ciudad, eso era digno de celebrar, un logro más para la familia Barent.

El tío había aceptado que hoy invitáramos algunos amigos para la reunión familiar, yo había invitado a Megan pero surgió un imprevisto y no puede acompañarnos hoy. Raúl venía haciendo bromas con papá mientras "Finesse" de Bruno Mars suena en el estéreo causando buenas vibras en el ambiente.

«Hoy será una gran noche, lo presiento»

Estaciono en el mismo lugar de siempre, mi lugar favorito desde pequeño, cuando traía mis carros los colocaba en este mismo lugar, salí con más de uno roto pero está bien. Empiezo a creer que está reservado para mi, nadie estaciona aquí.

Giro mi cabeza a ambos lados mientras mi codo se apoya en la ventanilla del auto, al aparecer somos los primeros en llegar, la brisa del verano azota mi cabello, reparo que no hay más autos, ni el del tío Juanke, ni mis primos, ni nada.

Bajamos y nos dirigimos a la entrada, tocamos la puerta y enseguida la tía Yorley aparece con esa cálida sonrisa. Se ve más hermosa y relajada; luce un vestido negro de verano de tiras y con el cabello recogido en una coleta.

— Buenas noches, ¡Qué bueno que llegan!

— Cómo que llegamos temprano, eh? — Nos adentramos a la casa

—En realidad los demás vienen retrasados...—Responde la tía mientras nos invita a tomar asiento.

— ¿Cómo has estado? — Mamá pregunta.

— Estoy mejor, con el psicólogo lo hemos ido superando.

Si las estrellas se enamoran © [editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora