Capítulo treinta y seis.
Muros y Ceniceros
NO EDITADO.
MARIAM
Toda la carga emocional que he estado acumulando los últimos días comienza a fatigarme. Me he cuestionado varias veces sobre si lo estoy haciendo bien o si tomé las decisiones correctas en el momento indicado.
Tenía mucha expectativa en nuestra relación (si a eso se le puede llamar relación) pero la verdad es que Rodrerick y yo no hemos avanzado mucho. Aún no siento algo estable o no sé si hay algún chance de que lo haya, me siento tan estúpida; me he encariñado con alguien que aún no me ha podido pedir nada formalmente con bombo y platillo como una chica lo merece.Sé que Rodrerick no está siendo sincero conmigo, hay algo más detrás de todo esto « ¿miedo?» « ¿Insuficiencia?» se ve que me quiere con buenas intenciones o tal vez no, pero por más que intento confiar por completo hay algo que me hace una barrera con él, además las mentiras no construyen nada solido, solo crea un muro que termina en cenicero.
Por otro lado ayer Anton me dio una invitación de "jueves por la noche" la cual acepté con muchísimo gusto, para nadie es un secreto que estar con Anton es algo muy diferente a como con su primo. Entre tanto las cosas se estaban desviando del rumbo así que tuve que volver a poner límite entre nosotros. «¿Qué pasa?» «¿Por qué no puedo estar más de 10 minutos con Anton y que las cosas no se mezclen?»«Quieres ver a Anton en alguien que si es de tu edad, ya convéncete» —Agarro mi almohada y la presiono contra mi cara intentando apagar mi mente—. Mi cerebro piensa puras estupideces y no me ayuda tomando en cuenta de que casi me beso con Anton ayer. No estoy dispuesta a tomar riesgos con la nueva oportunidad de Rodrerick y ser yo el motivo de las fallas ahora.
Una mentira más de su parte y sé que podrá destruirme, me conozco, estoy apostando más de lo que decidí apostar con este chico.
— ¿Hablando sola? —Hago una seña pero mi mamá no puede verme — ¿No piensas pararte hoy?Mamá entra a la habitación y se sienta en la orilla de la cama, y puedo sentir su mirada burlona a través de la almohada blanca.
—Debo hacerlo— lanzo la almohada a un lado buscando salir de las sabanas—. Haré algunas cosas del PADU hoy.
—Y no sólo eso...—Mamá se levanta dándome espacio— hoy vendrá también el tal Rodrerick, quedamos ayer que lo ibas a invitar para que lo conociéramos.
—Cierto, casi lo olvido, pero lo hice, si le dije.
Solo asiente. Dos toques suaves dejan en la puerta interrumpiendo nuestra conversación y dirijo mi mirada a donde proviene dicho sonido y el pecho se me infla de felicidad al ver la persona que reposa en el lumbral de mi habitación.— ¡Papá! —Grito con todas mis fuerzas y salgo rápido de la cama lanzando al suelo almohada, cobija y todo lo que se me atraviesa.
—Mi pequeña cobibi.
Me le encimo y no quiero despegarme con los gritos que vienen de parte de mamá por estar asfixiando a mi papá, estoy como una garrapata pegada al perro.
—Te extrañé— Las lágrimas salen de mis ojos sin previo aviso y no las detengo— Te extrañé mucho, mucho, mucho.—También yo mi pequeña— Besa una y otra vez mis mejillas— ¡Estás más grande!
—Basta, tampoco te fuiste mil años.
—2 meses, son dos meses — Alega— Eso es mucho para un padre con hijas tan maravillosas.
—Te amo, te amo, te amo — Beso sus mejillas y me baja de sus brazos, dejando mis pies en el frío piso.
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Si las estrellas se enamoran © [editando]
RomanceMariam & Anton, la historia de una galaxia creada para estas estrellas, dos locos bailando en los anillos de Saturno bajo el compás de planetas rebeldes que les recuerda que son el uno para el otro; una historia de amor que nos eleva el querer enco...