CAPITULO 8

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Capítulo ocho

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ANTON

Después de que habíamos ido a comer helados juntos y aceptara quizás para muchos no era lo más importante pero para mí lo era. Había aceptado y eso para mí era un gran paso aunque quizás para ella eso no significara mucho.

No debía ilusionarme tan rápido pero la verdad ella jugaba pelotita de goma con mi mundo y yo feliz de ser la pelota.

-Bueno viejo, vas a contar o no? -habla Jun desesperado mientras se lleva a la boca un pedazo de pastel qué había quedado de la fiesta.

-La verdad no pasó nada interesante, sólo intercambio de palabras sobre cualquier tema en común. -Jun frunció el ceño y alzó una mano en señal de 'me estás hablando en serio?'

-No te puedo creer que sólo eso haya pasado, no hablaste nisiquiera sobre lo que sientes? - Negué con la cabeza y agaché mi mirada mientras miraba el piso.

No por vergüenza, realmente no me daba vergüenza contarle a ella que sentía, me daba temor ser rechazado «de nuevo» y lo que menos quería, era perder mi fé y mi esperanza, papá siempre me dijo que eso es lo último que sé pierde.

-Sientes que sus sentimientos no serán correspondidos de nuevo, es eso verdad? - Dijo Jun dejando el plato a un lado de mi casa y se acercó para sentarse justo a mi lado.

- Es que es un poco confuso, hoy mientras comíamos el helado, sus ojos me decían algo diferente, pero no lo sé, es como si ella sé estuviera limitando a no sentir. - expliqué y el asintió porque sabe mejor que yo de que hablo.
»Entonces, después que terminamos el helado, tomamos el sendero del parque yo la llevé hasta su casa, me aseguré de qué entrará, saludé a la señora Merryn me invitó a cenar, pero me negué no quería incomodar a Mariam, ya que al llegar ella subió directamente a su habitación, no quería ser intenso.

»Me despedí de la señora Merryn y luego retome el camino de vuelta a la heladería dónde mi papá me buscaría, pero en el camino ví que algo brillaba con la luz naranja que empezaba a opacarse con el atardecer. Me acerqué y observé la cadenita, era la misma que Mariam llevaba hoy en nuestra pequeña cita.- Jun me miraba intrigado, como si yo fuera el guía explorador contando algo de terror en medio del bosque a mi tripulación.

»Ya había recorrido bastante, estaba apunto de llegar a la heladería, así que me devolví a llevarle la cadenita; cuando estaba apunto de tocar oí cómo salía del comedor el sonido de una persona que había alzado el tono de voz. Esa persona era Mariam. - Paré de golpe

-Aja, y? - dice jun mientras agita sus manos al aire.

»Decía que sólo había sido una salida de amigos, y que sí ellas dejarían que ella salía con alguien tan mayor cómo yo.

- A veces creo que Mariam es cabeza hueca. -Dice Jun mientras se levanta y toma su celular y eso me hace sonreír, porqué cabeza hueca, malcriada, llorona y todo. Ella cada día estaba más profundo en mi corazón.

Evité los pensamientos y vi como Jun tenía algo diferente en los ojos, algo así como un brillo? no era un hombre curioso, pero vamos, era mi primo, no sé trataba de cualquiera.

-Oye y tú qué, y esa mirada tan brillante? -Le pregunte sin filtros, desde pequeños siempre nos habiamos hablado claro y al grano. El emitió una risa y ahí supe qué algo estaba pasando.

- Bueno, hoy ví a de lejos a una chica, y creo qué me ha flechado el corazón. -Y suspira dramáticamente; Si algo tenía Jun era que la alegría le emanaban por los poros al igual que sus chistes, era un joven con un espíritu alegre y un enorme talento innato para dibujar bellezas.

- Sabes su nombre? - pregunté alzando una ceja

-No, pero podría dibujarla en cada pared que vea- dijo el haciendo un suspiro dramático

Recuerdo que una vez estábamos en su casa, y le había costado convencer a mi tío para que le diera el permiso para dibujar sobre las paredes de su cuarto, el deseaba con todas sus fuerzas demostrar su talento, y la verdad que su talento hablaba por sí solo.

*Flashback*

JUN

- Padre, el artes es para expresarse, no para guardase en un cajón. - Expresaba mientras saltaba en un puf, que tenía de color azul.

- Jun sé qué el arte nació para expresarse, pero no en las paredes dónde la pintura me costó un dineral. ¿Y que tal si tu arte como lo llamas quedan mal? ¿tú vas a trabajar para comprar pintura nueva? - La verdad no había pensado en eso pero confiaba en mi talento y estaba seguro de que quería hacerlo.

-Tío verá, este no es mi problema ni mucho menos, pero tiene que confiar en Jun, el en verdad es bueno, muy muy bueno, además ya tiene algunas figuras pensadas. - La verdad que Anton tenía un poder sobre las personas, creo que era lo cálido que emanaba de sus ojos y sus palabras.

Me había ayudado tantas veces y todas mi estupideces las apoyaba, en verdad lo amaba bastante, es mi hermano de otra madre, que haría yo sin el?

Volteé a ver a mi padre, y el estaba mirándome y luego dirigió su vista a Anton.

-Déjalo hacer sus pinturas en las paredes y si quedan mal, te prometo que el no tocará un vídeo-juego en 2 meses y sé acostara a las 11pm. Te doy mi palabra. -Volvió a hablar Anton.

Olviden lo que había dicho de Anton, ya no lo amo, ahora lo odiaba, negociar mis videojuegos jamás.

Jamás se lo perdonaré

-¡QUÉ! - Exclamé haciendo que mi voz se oyera en todo el vestíbulo. - Mis videojuegos jamás, eso no sé toca. - volví exclamando cada palabra.

- Es eso, o nada, dice mi padre, acepto el trato Anton, que dices tú pequeño Jun, aceptas? - Dice mi padre con ese tono sarcástico que tanto odio.

-Acepto, pero qué clase de negocio tan absurdo es este?- pregunté con tono de asco.

Papá se giró mientras deshacía el nudo de su corbata y se encaminaba a su habitación y antes de desaparecer dijo.

-El arte de negociar pequeño Jun - soltó una carcajada y se fue hacia su habitación.

- Tranquilo Jun, confío en ti y en tus habilidades. - El enojo por los vídeo juegos habían calmado con esas palabras, muy pocas veces había escuchado esas palabras, pero cuando las escuchaba eran las más sinceras.

*Fin del Flashback*

Cuándo había ido nuevamente a casa de Jun, había visto su cuarto y sentí que era una exposición de arte.

En la parte de su cama había un águila pintada en varios tonos de negro, un negro carbón que le daba un toque perfecto a las paredes blancas, le había hecho al águila una alas hermosas y había sido tan cuidadoso con los detalles, la verdad él tenía un talento innato.

Luego había un retrato de Garfield su comiquita favorita, de pequeño siempre la vió, y había sido tan cuidadoso con los detalles que pareciera que Garfield se bañó en pintura negra e hizo su sombra.

Y por último había un león precioso las ondas del pelaje, su mandíbula abierta en señal de rujido y sus colmillos estaban bien detallados, su cuerpo todo era un compás perfecto desde que comenzaba hasta que terminaba. El era un diseñador, un artista, había nacido para esto...

-Te quedarás? - pregunté con curiosidad

- A tú lado siempre bro- dice

Los dos reímos y me levanté a prepararle todo para que estuviera cómodo.

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Nota del autor:

Vivan las escenas de los chicos, todos en algún momento de nuestras vidas tenemos esos amigos espontáneos, locos y talentosos.

Dios a mi me regaló 3 locas amigas y todas las demás medio cuerdas.

Gracias por todo el a po 🐥

Si las estrellas se enamoran © [editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora