Capítulo treinta y tres
NO EDITADO.
Cataratas Lunar
MARIAM
Tres días después...Retiro ondas de mi cabello de la cara; el viento arrasador trae consigo hojas de los árboles que yacen alrededor de la preparatoria, mientras nos aproximamos a salir después de clases, todos ya estaban en sus últimos momentos del PADU, mi estado de ánimo no estaba de un 100% pero intentaba dar lo mejor de mí estas semanas.
Las cosas con Rodrerick después de nuestra discusión el domingo, había empeorado todo, teníamos cuatros días peleando sin parar y por todo.
Habíamos planificado salir hoy, sin peleas ni discusiones. No sé puede estar peleado con quién te gusta, por eso decidí bajar la guardia y sacar la bandera de paz.
Quizás sería un grave error de mi parte, pero debía ser un poco más confiada. Estaba rompiendo mis propias reglas y eso no me traería nada bueno.
— ¿Te irás con Rodrerick? —Merced pregunta guardando los libros de la última clase en su mochila.
Merced se ha convertido en alguien muy cercano a mis amigos y a mí, era un buen amigo, el también había estado discutiendo con Rodrerick estos días.
—No—aclaro—, supongo que mi hermana vendrá a buscarme en unos minutos.
Me mira, sonríe y toma su teléfono.
—No me digas qué estás planeando que se encuentren— busco la respuesta en su mirada.
—Oh sí—guarda su celular—, eso hice.
—Darshel me odiará.
—Por cierto, ¿tu hermana tiene segundo nombre?
Pienso en lo mucho que se enojará Darshel si se lo digo sin nada a cambio. Por lo menos la última vez comimos las dos las hamburguesas juntas.—Sí. — Respondo y nos dirigimos al estacionamiento—, ¿qué me darás a cambio?
—Emm—hace un gesto pensativo—, pizza hasta la puerta de tu casa.
—Acepto— estiro mi mano para cerrar nuestro trato y la toma.
—Hola Mariam— hablan a mis espaldas.
No identifico la voz. De hecho no la había escuchado antes.
— Esta sudadera se le cayó a Rodrerick hace un rato—continúa, me giro y reconozco a el chico de la clase de deportes que lo seguía en los ejercicios pasados —, supuse que tú podrías entregárselo.
—Hola— lo tomo confundida— ¿por qué no se lo entregaste a él directamente?
—Estaba con una chica y no quise molestarlo.
El veneno de víbora se me calienta lista para lanzarlo y mate a quién sea mientras escucho las palabras del nerd chismoso. La inseguridad me viene al cerebro por montones y siento que mis mejillas arden.
— ¿Qué? ¿Una chica?
Respiro.—Sí, una chica—afirma.
« ¿Buscó una chica? o ¿una chica lo buscó?», Él es muy guapo y las chicas lo buscaban no era su culpa, la mayoría del tiempo.
«Confía»
«Confía»
—Está bien, yo se lo entrego. — contesté con una amabilidad falsa.
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Si las estrellas se enamoran © [editando]
RomanceMariam & Anton, la historia de una galaxia creada para estas estrellas, dos locos bailando en los anillos de Saturno bajo el compás de planetas rebeldes que les recuerda que son el uno para el otro; una historia de amor que nos eleva el querer enco...