Los días sé habían vuelto de nuevo gris pero con un sentimiento agrio de tristeza y felicidad. De nuevo me veía envuelta en esto de llorar + no salir de la habitación+ no comer.Mamá después de algunos días seguía repetiendo la misma rutina enfrentando mi pésimo ánimo; recostandose en el umbral de mi habitación y retirando la bandeja de la comida intacta.
Aún recuerdo esa noche fría que supe que debía irse. Y estoy feliz por ella pero a la vez esto de alejarme de las personas siempre ha sido una debilidad en mí.
En un día se cumplían los dos meses que Darshel debía quedarse, ya pronto le tocaba partir a otro país y no quedaba de otra que aceptar lo que esta vida tenía para mí. Al menos disfruté cada segundo de nuestros días juntas antes de entrar a mi círculo vicioso.
— ¿No crees que ya está bueno de estar aquí? —dice levantándose de la cama.
—Jun no te lo pedí—digo mientas el viento de mi inhalo hace que mi nariz irritada tenga un leve ardor— pero agradezco que estés aquí, apes...
—No lo digas—me interrumpe— Ya las cosas pasaron y no tengo porqué recordar esos eventos. —Se levanta y se dirige al baño.
—Odio cuando finge que es frío, sabiendo que es lo más lindo y sensible del mundo—habla Key mientras toma un mechon de cabello atandolos en trenzas.
—Es su lío—contesta Antón— No debemos juzgar las emociones de nadie.
—Si, ya cállate—bromeo y el hace caso.
La compañía de mis amigos de toda la vida liviana algunos momentos duros pero que se necesitan para tomar fuerzas. Darshel durante dos meses se encargó que no pensara ni un momento en el futuro pero es así, no puedo parar de frustrarme por el futuro ni un solo segundo, aunque las últimas semanas estuve aprendiendo a mantener mi enfoque en el presente.
Los días sé los habían llevado los recuerdos y eso los atesoraba en mi corazón, las lágrimas se hacían presentes mientras a mi mente venían los días en los cuales no la tendría conmigo.
—Respira, respira, respira— repite una y otra vez Key—Respira.
Me levanta para sentarme y recostar mi cuerpo en el espaldar de la cama.
—Todo va a estar bien.
—Pero es que no quiero que se vaya—me lanzó hacia él y él me ataja en sus brazos mientras me desbordó de nuevo— Realmente no quiero, no quiero estar sin ella, no quiero llegar y que no esté, no quiero ver las estrellas sin ella, no quiero romperme de nuevo y no esté como cuando era niña.
— Sh...—susurra—dejalo salir...
La calma entra con sus palabras y la puerta se escucha al mismo tiempo que mi cuerpo reacciona y lo aleja rápidamente como cuando dos jóvenes son pillados en asuntos ilegales.
—Emm—Jun mira a ambos lados—, ¿Otra vez llorando? —dice y me río olvidando todo lo que angustiaba.
—Eres un grano en el trasero de verdad—rei—, ven para acá.
—Voy, pero si comes.
—De acuerdo—respondi haciendo pucheros mientras Jun se acercaba a mí y me tomaba con sus brazos blancos y flacos sin rastros de músculos, uniéndonos en un abrazo. —gracias por el esfuerzo.
—Son 19,5 centavos—responde y doy mi segunda carcajada del día mientras él de un tirón me saca de la cama. — ¡vamos a comer!
—El que tiene hambre eres tú, no Mariam—bromea Key— ¡Lambucio!
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Si las estrellas se enamoran © [editando]
RomantizmMariam & Anton, la historia de una galaxia creada para estas estrellas, dos locos bailando en los anillos de Saturno bajo el compás de planetas rebeldes que les recuerda que son el uno para el otro; una historia de amor que nos eleva el querer enco...