Capitulo 40.
El nacimiento del sol se vislumbra por el balcón de la habitación de Darshel. Después de ver el atardecer ayer con los chicos terminé ayudando a mi hermana a empacar lo que faltaba y finalmente quedándonos dormidas en la misma habitación como siempre.
— ¿A que hora debes estar en el aeropuerto? — digo entre susurros y bostezos.
—7:30am— responde mientras veo una toalla alrededor de su cabello—, Duerme un poco más, si quieres.
— ¿Quieres que me duerma y irte en silencio, verdad? ¿Eso quieres?
—Deja el drama chica—reprocha. Por su tono de voz se siente mal y aunque se haga la fuerte esto le pega— Igual te despertaría, pasará mucho tiempo para volvernos a ver.
—No lo repitas tanto, duele mucho.
—Te extrañaré tanto, por dios—Viene hacia mí y por primera vez veo a Darshel llorar como una niña pequeña; me envuelve en sus brazos y ahora lloramos las dos.
—Mis pequeñas—la voz de mamá hace que giremos en su dirección, y ella también viene hacía nosotros con los ojos llenos de melancolía— Nada dura para siempre, ni la distancias, ni las tristezas, ni las lagrimas en esos ojitos.
—Gracias…—Darshel corresponde al abrazo de mamá— Eres la mejor mamá que pude haber deseado y si tú me faltas es como si me faltará el oxigeno—Mamá llora y yo también más atrás, nunca había visto a Darshel tan emotiva, siempre dentro de ese caparazón frío y que ahora lo esté no me hace sentir tan estúpida— Y tú la mejor hermana mayor para Kelle, lava esa cobija.
—Déjame—hago un puchero y reímos.
—Son mis hijas y siempre lo serán, daría mi vida por las tres, sin ni siquiera pensarlo; Su padre está allá abajo por cierto—informa mamá—estoy terminando de prepararte el portafolio. ¿Dónde dejaste el holograma? Estaba buscándolo para ubicarlo.
—Déjaselo a Mariam—me mira y sé porqué lo dice.
— ¡Ay agárrame la mano tengo frío! —Se burla— ¡Ay Antón hazme cariñito!
—Cállate—me tapo los oído mientras repito constantemente que lo haga— ¡Estaba vulnerable vale!
—Si si. Bueno basta, me terminaré de arreglar.
—Y yo voy a comenzar, así ya vuelvo. —me levanto pero no al baño, bajo las escaleras y ahí está el hombre de mi vida esperándome.
[…]
Me concentraba en las nubes grises que veía desde la ventana del auto de papá, hacía un poco de calor pero me refresco con algunos vientos que anunciaban lluvia. Darshel se había adelantado 1 hora para ir adelantando el protocolo de las valijas y documentos.
Key estaba a mi lado y compartíamos auriculares mientras Bruno Mars nos llenaba de melancolía. Había decidido acompañarme y yo no me negué sabía que la necesitaría.
El camino al aeropuerto se estaba tornando incomodo, todos en nuestro mundo, como si estuviéramos intentando evitar lo inevitable.
—En cinco minutos estará llegando a la ruta destinada— el GPS de papá interrumpe todo y una tormenta se revuelven en mi estomago.
—Mariam, ¿estás bien? —dice mamá.
—Sí—respondo— Estoy bien, excelente. —le muestro mi pulgar pero sé que su instinto de madre no me creyó ni una sola palabra.
Al bajar del auto la suave y fría brisa nos golpea, siento la melancolía respirándome en la nuca, trato de evitarla pero insiste en nublarme la vista «Odio ser tan sensible»
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Si las estrellas se enamoran © [editando]
RomansaMariam & Anton, la historia de una galaxia creada para estas estrellas, dos locos bailando en los anillos de Saturno bajo el compás de planetas rebeldes que les recuerda que son el uno para el otro; una historia de amor que nos eleva el querer enco...