Capítulo treinta
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Los amigos son como las estrellas, aunque estén lejos siempre brillan.
(Anónimo)Doritos, gaseosas, palomitas, helados, sobres para hacer pastel, algunas frituras y otras cosas. Organizo todo en el carrito de compras mientras estamos en el supermercado, me fastidiaba hacer compras, pero la ocasión lo requería.
— ¿Tenemos todo? —Darshel pregunta mientras busca su monedero en la cartera.
—Sí—Reparo todo confirmando lo que está en lista tomo 4 paqueticos de mi delirio y los agrego al carrito—tenemos todo.
— ¡Oh no señorita! — Señala las gomitas extra ácidas. — Mamá dijo que aun no puedes comer eso.
— Pero...
—Pero nada— me interrumpe mientras un puchero intencional se apodera de mí.La cajera toma las cosas para colocarlas en bolsas, nos da la cuenta y Darshel paga, finalmente salimos del supermercado y ubicamos las bolsas en el auto; nos pusimos en marcha sobre la carretera vacía y solitaria. La noche se va apoderando del cielo mientras que las luces de la ciudad comienzan a encenderse poco a poco.
Nos tomó minutos llegar a casa de Anton, no vivía tan lejos del super. Al llegar a esta nos recibe Jun y Raúl para ayudarnos con las bolsas, Jun saluda a mi hermana con un beso corto en sus labios y ella se queda parada mirando al cielo.
—Menos mal es Astróloga, ya sabrá cómo bajar de la galaxia — bromea Raúl mientras toma algunas bolsas.
Todos reímos por su comentario y aquí vamos, una gran noche nos espera.
La casa de Anton es hermosa, no me cansaré de decirlo, era grande y espacioso, su televisor muy amplio junto con sus muebles. Por eso las macro pijamada las hacíamos aquí.
—Buenas noches— Saludo mientras veo que están todos en el vestidor principal.
Una chica pelirroja de ojos diversificados (Novia de Raúl si no me equivoco), Natassha, Key, y Anton.
—Mariam— se levanta Anton y viene a saludarme. No puedo negar que lo extrañaba, somos muy buenos amigos y siempre estábamos saliendo y desde hace un tiempo para aca me sentía bien con él.
—Hola— Pasa sus manos por mis omóplatos mientras yo rodeo su cintura con mis brazos—Soy yo o ¿estás más alto?
—No, estoy normal—Ríe y fija su mirada con la mía, acaba de decretar un duelo de miradas, y no pienso perder.
— ¿Todo bien? —Jun interrumpe mientras tiene sus ojos reparando a Anton y a mi varias veces seguidas.
—Sip—contesto mientras me tambaleo en mis talones.
—Perfecto—Jun toma de mi mano y me lleva hasta el frente de la chica pelirroja. —Te presento a la novia de Raúl.
—Lucero Lucart— La pelirroja estira su mano hasta mí y yo cordialmente la tomo.
—Mariam Valerotti, un gusto, me encanta tu cabello.
—Gracias, que dulce eres—me examina y finaliza en mi cara de nuevo—me gusta el tuyo también.
No sabía si lo había dicho de verdad o sólo por cortesía, me estaba cayendo mal, espero estarme equivocando con respecto a ella.
— ¿Jugamos videojuegos o qué? — Exclama Raúl.
— ¡Ay no! —desaprobamos las chicas.
— Enciendan la máquina— Responde Jun con grito dramático de película.Llegó la hora de la cena, Key y Darshel estaban al mando de la cocina mientras los chicos juegan videojuegos. Yeskel llegó a última hora, Anton también le había invitado a la pijamada. Era un chico bastante amigable y se había hecho muy cercano a nosotros, ahora él era amigo de todos.
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Si las estrellas se enamoran © [editando]
Lãng mạnMariam & Anton, la historia de una galaxia creada para estas estrellas, dos locos bailando en los anillos de Saturno bajo el compás de planetas rebeldes que les recuerda que son el uno para el otro; una historia de amor que nos eleva el querer enco...