Estuve todo el día encerrada. Terminé mi libro y Ámbar me dejó leer uno de los suyos, lo que me llevó unas cuatro horas. No quise bajar a almorzar porque no tenía hambre ni ganas de ver a nadie.
Cuando se hicieron las siete de la tarde y el sol bajó un poco decidí darle una ducha, al menos para distraerme un rato. Tomé ropa y caminé hasta el baño, agradecí que no hubiese nadie dentro para poder estar tranquila. Pasé seguro a la puerta y estuve unos veinte minutos. Había otro baño abajo, así que nadie tenía derecho a exigirme que me apurara.
Ya limpia y relajada, salí de la ducha para ponerme unos shorts y una blusa corta. Me gustaba mucho el calor así que agradecía que fuese verano aquí, en Barcelona estábamos en invierno y la temperatura era muy baja.
Salí del baño, caminando hacia mi cuarto justo cuando Ian salía de una habitación para bajar la escalera.
—Nita, ¿quien se desnuda en tu cuarto que no sales? —Se rio mirándome y afilé mis ojos en el.
—Muy gracioso. —Negué con la cabeza.
—Ya en serio. —Se apoyó en la barandilla de las escaleras, cruzándose de brazos. —¿Por qué no interactúas con nosotros?—me preguntó cómo si en realidad estuviese intrigado.
—¿En serio me lo preguntas? —Fruncí el ceño. —¿No crees que es suficiente saber lo que hacen? —espeté, dando un paso frente a él.
—¿Lo que hacemos? —preguntó confundido. Creí que estaba jugando conmigo y solo quería divertirse un rato, pero su rostro se veía como si no entendiera nada realmente.
—Si. Jugar a ser los mayores, tener de esclavos a los menores, jugarles bromas pesadas y creerse más que ellos. —El soltó una risa que quiso detener.
—¿Y quien te dijo que somos así? —Abrió un poco los ojos.
—Yo... —Ámbar y Tomi—... ya los he visto tratarlos mal —me defendí.
—¿En serio? —preguntó dando un paso hacia mi—. ¿Tú nos has visto ser así? —sonrió divertido.
—Bueno... —Lo pensé. — ...no.
—¿Entonces solo creíste en la palabra de esos dos por que si? —Acercó su rostro al mío y borró su sonrisa. —No creas todo lo que escuchas Nita. Si quieres estar bien aquí dentro, se como yo y no confíes en nadie. —Chasqueó la lengua y se alejó de mi para bajar las escaleras.
Me quedé allí mirando como desaparecía, luego de dejarme pensando. Ian tenía razón al decir que yo jamás había visto tratarlos mal a nadie, aunque no tenían la mejor forma de causar buena impresión pero no los había visto ser los malos de la casa como me lo pintaron.
Solté un suspiro y entré en mi habitación. Ámbar apareció luego de un rato, diciendo que pronto íbamos a comer, que bajáramos para ayudar a Corina.
Heros y Zaira estaban tirados sobre el sofá, jugando un videojuego bastante ruidoso. Ian y Tomi parecían charlar algo animadamente sentados en la escalera fuera de la puerta. Seth había entrado a bañarse cuando salí. Zarek no estaba allí y agradecí no tener que verlo.
—¡Heros! ¡Baja ese volumen! —le gritó Corina. El obedeció al instante para seguir disparándose con su hermana.
Ámbar me dijo que pondría platos sobre la mesa. Asentí y decidí tomar un poco de aire fresco cuando vi a los más chicos sentados afuera. Caminé hacia la puerta para sentarme con ellos, si es que me recibían.
—Va a ser difícil —le dijo Ian cuando Tomi se encogió se hombros.
—Pero no podemos confiar —le respondió Tomi.
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Zarek
Подростковая литератураNita Fields lleva la vida de una niña normal. Todo cambia radicalmente cuando su mejor amigo Zarek Black, obligado por su madre, lo arrastra fuera del país alejándolo de ella. Años más tarde, ambos se reencontrarán en circunstancias un poco precipit...