Sus ojos negros no se despegaron de los míos, seguían tan oscuros e intensos como los recordaba. Era fácil reconocerlo, darse cuenta que era el. Pero lejos de sus ojos, todo había cambiado.
Él ya no era un niño. Para nada que lo era. Mis hormonas me lo gritaron al instante.
Era más alto que yo, una cabeza seguramente. Su espalda era más ancha y tenía un cuerpo algo marcado. No exagerado, pero sus brazos no eran débiles. Tragué saliva cuando noté las venas en sus antebrazos y muñecas.
Su cabello, también negro, un poco más largo de lo que tenía de niño caía un poco sobre su frente. Su quijada era más ancha y estaba definida. Sus pómulos marcaban sus mejillas y podía ver la forma de sus labios igual que como los recordaba.
Tenía que admitirlo aunque me costara; jamás creí que Zarek estaría tan bueno luego de tantos años.
Quiero decir, yo estaba enamorada de él, si. Pero era una niña ingenua, sin hormonas. Lo quería porque el compartía tiempo conmigo, me entendía y me escuchaba. Era mi mejor amigo y aunque fuese la persona más fea del mundo, yo lo querría con todo mi corazón de igual forma.
Supongo que jamás vi a Zarek como un niño lindo, porque siempre lo vi como un amigo. Pero luego de tantos años, en los que ya no significaba nada para mi, pude darme cuenta que la pubertad había pegado fuerte en el.
Demasiado fuerte.
Parpadeó un par de veces, sin poder creer que se trataba de mi. Nuestras miradas no dejaban de verse en uno al otro, de pies a cabeza. Como si creyéramos que se trataba de una broma pesada de alguien o simplemente una mala pasada de nuestros recuerdos.
Pero no. Era real. Estábamos ahí, uno frente al otro. Después de cinco años y algunos cambios, allí nos reencontrábamos.
Si todos ya nos miraban confundidos cuando me encontré con Seth, ahora todos parecían mirarnos como bichos raros.
—¿Te enseño a saludar o se te olvidó? —Heros le preguntó a Zarek, acercándose a él.
El más grande pasó una mano frente al rostro de Zarek, como queriendo sacarlo de un trance hipnótico. El parpadeo una vez y carraspeó su garganta, dándole un vistazo, como si hubiese reaccionado.
—Vamos amigo, tampoco está tan buena. —Se rio Heros de la reacción de su amigo, palmeándole la espalda.
Estaba demasiado sorprendida como para mirarlo mal o dirigirle la palabra para insultarlo.
—¿Qué está pasando aquí? —preguntó Ian, aún desde el sofá.
—Nada, solo... —Oh, por Dios, su voz —... yo ya conocía a Nita. —Se rascó la nuca, nervioso y carraspeó su garganta.
Dejé de mirarlo porque ya me había quedado claro que era el, no era necesario seguir quedando como una estupida frente a todos.
— Oh —alargó Heros, como entendiendo lo que quiso decir —era tu chica de sexo. —Le dio un codazo a su amigo.
Esta vez si le dediqué una mirada de odio. Ya me estaba exasperando que se metiera en un momento tan inoportuno a comentar idioteces.
Zarek, lejos de tener mi impaciencia, le dio una mirada cansada, como diciendo "ya cállate, gilipollas".
—Tenía doce años —respondió el, negando con la cabeza.
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Zarek
Novela JuvenilNita Fields lleva la vida de una niña normal. Todo cambia radicalmente cuando su mejor amigo Zarek Black, obligado por su madre, lo arrastra fuera del país alejándolo de ella. Años más tarde, ambos se reencontrarán en circunstancias un poco precipit...