Cap.25 "Quiero que te lo quites".

789 134 22
                                    

Cinco años después...

Las olas eran lo único que escuchaba, a pesar de que oía niños correr por ahí. Tenía los ojos cerrados recostada sobre una lona en la arena. El sol se encargaba de broncear mi piel mientras intentaba calmar mi estómago que rugía de hambre.

—Yo quiero uno de esos —dijo Ámbar con voz suplicante a mi lado.

Levanté la cabeza que tenia enterrada entre mis brazos y me subí los lentes de sol, para observar lo que sea que estaba mirando. Ella veía cómo un niño pequeño corría con una salchicha en su mano.

—¿Un niño? —dije con pánico.

—No tonta, una salchicha. Muero de hambre —se quejó tomándose el estómago.

—También yo. ¿Dónde están estos chicos? —pregunté sentándome en la lona.

Zarek y Seth caminaron hacia nosotras con unas bolsas en sus manos.

—Lo siento, Seth quiso cederle el lugar a unas españolas que encontramos en la fila —dijo Zarek, dejando caer una bolsa entre nosotras dos.

Me importó mierda que tal vez algunas chicas intentaron coquetear con mi novio. Yo solo escarbé en las bolsas buscando mi hamburguesa.

—¿Ah si? —Ámbar se cruzó de brazos mirando seriamente a Seth que se sentó a su lado.

—Si —dijo él quitándole el envoltorio a su hamburguesa—, hay que ser amable con los nuestros.

Ella afiló sus ojos en él mientras lo veía morder su comida.

—Dios, que hambre —interrumpí su escena, masticando mi preciada hamburguesa.

Los dos me miraron raro mientras Zarek se reía, abriendo una botella de refresco porque sabía que pronto me atragantaría con comida por comer tan rápido.

—Espero no le hayas dado tu número —dijo ella acercándose a él.

—Ámbar, es broma —se burló el, tomando sus mejillas para besarla.

—Espero que tu hermano diga la verdad —le dije a Zarek una vez que tragué mi comida.

—Nita —me reprendió extendiéndome el vaso que acababa de llenar—, estamos en Cancún, en America y no en Europa. Obviamente no había españolas.

Me acerqué y besé sus labios, a pesar de que esa lógica podía tener fallas.

—Eran colombianas —agregó y le propiné un golpe divertido en el hombro.

—Gracias por venir por mi cumpleaños, chicos. En serio significa mucho para mi —acotó Ámbar sonriéndonos.

—Oh vamos. Era lo último que podíamos hacer. Tu fuiste a visitarnos dos años seguidos y luego nos vimos en Catamarca con los Hoffman —dije bebiendo de mi vaso, recordando nuestro emocionante viaje a Argentina.

—Ya era hora de que viniéramos nosotros para acá  —agregó Zarek, corriendo mi cabello de mi rostro.

—Si, ya que la primera vez tuve que venir solo porque ambos cambiaron los planes. —Seth se hizo el ofendido cruzándose de brazos.

—Oye, no. Espera —lo detuve.

—Cuenta bien la historia —lo reprendió Zarek, tirándole un vaso desechable vacío a la cara.

—La historia es esa. Me abandonaron y me dejaron viniendo solo a Mexico. —Hizo un mohín mientras su novia de reía de él.

—No, no es cierto —señalé—. Nosotros si pensábamos venir esa vez pero mamá ganó un viaje para dos personas a Paris y no podía usarlo con Marcos porque ambos trabajaban esos días. ¿Y adivina quienes estaban de vacaciones esa semana? —Sonreí señalándonos.

ZarekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora