Me asomé por la puerta, esperando que no hubiese nadie ni en el pasillo ni en su habitación. Ámbar copió mi gesto, moviendo su cabeza de un lado al otro.
—Nita, no creo que esto sea una buena idea —susurró con las manos temblorosas. Comencé a caminar por el pasillo, ignorándola por completo. Ella se resignó a detenerme y me siguió de puntillas, observando las dos únicas puertas abiertas porque el resto estaban cerradas.
Llegué a su puerta y me detuve allí, sabiendo que si me tardaba demasiado alguien podría verme y no quería eso. Por supuesto, infiltrarme sin permiso en la habitación de alguien mas me dejaría como la primera sospechosa. Así que no dejaría que nadie me viera, excepto Ámbar, que aunque aún no confiaba del todo en ella, se veía aterrada con esta situación.
—Sh, no hagas ruido. —Apenas oí mi propia voz. Ella negó con la cabeza cuando me vio tomar el pomo de la puerta.
—Los Black van a asesinarnos —intentó hacerme entrar en razón, pero ya era tarde.
La puerta se estaba abriendo y yo metiendo mi cabeza, observando si había alguien dentro. Cuando vi las dos literas vacías con algunas prendas de ropa tiradas, supe que no había nadie. ¿O había alguien detrás de la puerta? Me asomé para cerciorarme pero no había nadie. Di dos pasos rápidos pero ligeros entrando allí, Ámbar me siguió y cerró la puerta una vez dentro.
—Ayúdame a buscar algo —le dije, removiendo un poco entre las dos maletas que tenía frente a mi.
—Nita, es en serio, esto es peligroso. —Se movió en su lugar con las piernas apretadas como si se estuviese orinando encima. —¿Tienes idea de lo que nos pueden hacer? —preguntó aun allí parada.
—No, ¿me haces un dibujo? —comenté sarcástica aun hurgando en una maleta oscura pero no había más que ropa y pertenencias normales de un chico—. Pero que... —Levanté algo muy sospechoso en mis manos.
Esto no era de un Black.
—Oh, mierda —susurró ella cuando vio la pequeña tanga de encaje rosa en mis dos dedos como pinza.
—Diaj. —La solté rápidamente y me limpié la mano sobre mi camiseta con cara de asco. Me levanté rápidamente, alejándome de esa maleta para buscar en la otra, no quería encontrar nada mas extraño allí.
—¿De quién es esa tanga? —preguntó intrigada mordiéndose las uñas, observando a la puerta cada dos segundos.
—Yo que sé. —Me tiré al suelo junto al otro equipaje cerrado pero me detuve unos segundos al pensar su pregunta. —Pues no es mía —le aclaré encogiéndome de hombros.
—Tampoco es mía —dijo rápidamente a la defensiva y suspiré, sin querer admitir lo que iba a decir.
—Entonces es de Zaira —resoplé.
Con un humor repentinamente de perros, continué revolviendo el segundo equipaje. Mi cabeza había dado un pequeño golpe dentro, creyendo que en realidad algo si había sucedido entre Zaira y Zarek, que tal vez ella si estaba enamorada de el, que tal vez el también lo estaba de ella. Quizá eran ideas mías y solo era sexo, lo que me causaba aun mas repulsión. Pero entre camisetas, jeans y bóxers, encontré otra cosa que no era de los Black.
Una fotografía mía. De Zarek y yo, hace muchísimos años.
Un sábado nuestras madres decidieron llevarnos al parque de diversiones, Zarek quería subirse a una montaña rusa pero yo me había negado rotundamente en ese entonces. No me acuerdo que hizo para convencerme, seguramente sonrió y ya, o tal vez dijo que luego me dejaría comer de su algodón de azúcar. Ambas me habrían convencido en aquel tiempo, entonces accedí subir con mucho nerviosismo. Al principio no estaba tan mal, se movía lento y suave, no daba miedo y no sentía que iba a morir. Pero entonces, de un momento a otro, en un arrebato ya estaba gritando con la boca abierta y los ojos cerrados. Zarek se rió un poco de mi y entonces me abrazó durante el resto del tiempo que estuvimos allí. Jamás una montaña rusa otra vez. Ni siquiera me di cuenta el momento que la cámara en un poste nos tomó una fotografía, no sabia que esto existía.
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Zarek
Teen FictionNita Fields lleva la vida de una niña normal. Todo cambia radicalmente cuando su mejor amigo Zarek Black, obligado por su madre, lo arrastra fuera del país alejándolo de ella. Años más tarde, ambos se reencontrarán en circunstancias un poco precipit...