Creí que Seth estaba por abrirse, por contarme que sucedió. Creí que estaba por saber un poco más de la verdad. Tenía la historia de Heros y la de Ámbar. Aunque sabía que ninguno de los dos me habían contado al cien por ciento la verdad, porque Heros no había incluido el audio de Seth y Ambar no había mencionado a Adeline, pero mejor era saber un poco a no saber nada.
Seth soltó un suspiro y abrió la boca como si fuese a hablar, pero la puerta se abrió sin permiso en un segundo intrepido.
—Oye, no te enseñaron a tocar —gruñí molesta hacia Ian, que acababa de arruinar el momento en el que Seth parecía contarme la verdad.
—Al parecer no —me contestó de mala gana—. Heros quiere hablar contigo, ahora —dijo mirando fijamente a Seth.
Él me dio una mirada de disculpa pero noté que se sentía aliviado por no tener esta conversación sobre Adeline. Me removí en mi lugar, algo fastidiada porque Ian estaba cagando todo mi trabajo. El hermano menor Black salió por la puerta e Ian se apoyó contra el marco de la puerta, dándome una mirada divertida.
—¿Qué? ¿Te gusta escuchar detrás de las puertas? —pregunté amarga. Ian se rio negando con la cabeza.
—No sé de que hablas.
Di tres zancadas hacia él, lista para propinarle un manotazo si seguía mintiendo. Lo peor de Ian es que no era un chico tonto, de esos que hacen bromas cuando solo quieres paz. Él era inteligente y sabía mover las fichas a su favor. Sabía cuando apostar más dinero o retirarse antes de perderlo todo. Exactamente igual a Adeline.
—Escucha Black, no sé que te traes entre manos, pero no te atrevas a jugar conmigo. Sé que eres solo un mentiroso.
—¿Lo soy? —preguntó divertido acercándose a mi—. ¿En realidad yo soy el mentiroso? —Fruncí el ceño, sin entender que intentaba decirme. —Tu fuiste la que mintió sobre la información en la memoria. No se que hayas hecho para conseguir la laptop, pero seguro usaste mentiras. Y no me olvido que negaste que había algo entre Zarek y tú. Los vi yendo a la bajada y saltando rocas, así que una vez más, mentiste.
Estaba perdida. Ian sabía absolutamente todo y fue un error pensar que podía jugar con él. Que podía hacerle creer lo que yo quisiera, siendo que el siempre supo la verdad. O quizá logré engañarlo y Zarek, al desconfiar de mi otra vez, buscó algo extraño en su computadora. Pero él no sabe que Ian era el proveedor de la memoria, así que no hay manera de que esa opción sea viable.
No tenía más ases bajo la manga y lo necesitaba urgentemente. Así que, recurriría a lo usual. Iba a tener que hacerle creer a Ian que tenía algo que él no.
—¿En realidad yo soy el mentiroso? —agregó.
—Vas a tener que decirme exactamente que sabes. Digo, para no hablar de más y soltar información y secretos que tu no sepas.
—¿Cómo cuales? ¿Qué estas enamorada de Zarek pero por alguna extraña razón no se lo dices? ¿Qué Ámbar se está cogiendo a alguno de estos idiotas? —Bueno, al menos no sabía que era Seth. —¿Qué tu secreto con Adeline y su posible asesinato está escrito ahí? Vamos, nadie protege tanto un estupido cuaderno si no es un diario.
Estaba fregada. Enfréntalo Nita, dile algo, intimídalo.
—Nunca confiaste en mi de igual manera —dije cruzándome de brazos—, así que me da igual que no lo hagas ahora tampoco. —Sonreí, como si hubiese ganado la conversación. Demostrando que no me importaba tenerlo como aliado o enemigo.
—Si, es cierto, nunca confié en ti. —Se lamió los labios antes de hablar. —Pero Zarek si. Y has perdido al único aliado que nadie pudo tener.
ESTÁS LEYENDO
Zarek
Teen FictionNita Fields lleva la vida de una niña normal. Todo cambia radicalmente cuando su mejor amigo Zarek Black, obligado por su madre, lo arrastra fuera del país alejándolo de ella. Años más tarde, ambos se reencontrarán en circunstancias un poco precipit...