Tres días pasaron. Zarek y yo compartíamos casi todo al igual que Ámbar y Seth. Ahora que no desconfiábamos más de nadie, era todo mucho más sencillo y llevadero.
Corina dijo que ella ya sabía lo que sucedía entre los cuatro, pues según ella, todos decíamos con las miradas más de lo que que queríamos y era fácil leernos.
No hubo peleas, ni discusiones. Lejos de eso, todos nos unimos rápidamente como si nunca hubiésemos creído que el otro era un asesino.
Los últimos dos días tuvimos lluvia, por lo que Zarek y yo pasamos mucho tiempo mirando películas en su habitación. Seth se había instalado en mi cuarto pero aún manteníamos en secreto a Corina el hecho de que dormíamos en distintos cuartos. Pero con un clima tan feo, no había mucho que pudiésemos hacer.
Entonces por fin salió el sol. Estábamos todos sentados en el césped, disfrutando de la vitamina D que habíamos extrañado sin darnos cuenta.
—Extraño la comida de McDonalds —dijo Zaira, moviendo su mano para quitarse el césped que había quedado pegado en ella.
—Yo extraño a mi gato —agregó Tomi, jugando con una ramita que tenía en el suelo.
Zarek, Seth e Ian aparecieron por la puerta. Ellos querían hablar los unos con los otros desde que todos dijimos nuestras verdades, pero digamos que los hermanos estuvieron todo el tiempo conmigo y con Ámbar, así que lo pospusieron demasiado.
Se acercaron y se unieron a la especie de ronda deforme que teníamos allí. Zarek se recostó sobre el césped y apoyó su cabeza en mis piernas. Le sonreí y aproveché para jugar con su cabello como tanto me gustaba hacer. Seth se sentó frente a Ámbar, que estaba recostada boca abajo sobre una pequeña lona.
Ian se quitó la camiseta y se la tiró a Zaira a la cara.
—¿Qué haces? —Ella la tomó y se la tiró de vuelta, riéndose.
—Para que te lleves un recuerdo mío cuando salgamos de aquí. —Ian le guiñó un ojo y sentí a Zarek reírse.
—Dios, que repugnante —dijo Heros negando con la cabeza.
—Es increíble que diga esto pero creo que voy a extrañarlos —señaló Ámbar.
—Yo también. Va a ser muy raro no verlos todos los días —agregó Seth.
—Eh, no me ilusionen que por el momento aún estamos aquí —dijo Zarek y le propiné un golpe en la cabeza por su poco optimismo, logrando que se riera.
—Es cierto. Que ahora confiemos en nosotros no quiere decir que podemos irnos —apoyó Ian.
—Heros y yo estuvimos hablando y decidimos venir a visitar a Corina en algún momento, si es que salimos de aquí. —Zaira se encogió de hombros. —Nosotros fuimos los primeros en llegar y bueno, estuvimos bastante tiempo aquí. Es importante para ambos.
—A mi también me gustaría venir a visitarla pero mi casa no está tan cerca de aquí como la de ustedes —hablé por primera vez. Zaira hizo una mueca y asintió.
—Yo vendré contigo si tú quieres.
Zarek movió su cabeza hacia arriba y me observó. Le sonreí mientras oía de fondo como todos soltaban unos largos y molestos "Awww".
Corina se había ido a la ciudad por un par de horas y prometió que prepararía la comida apenas volviera. Le dijimos que eso no era problema, que nosotros podíamos resolverlo.
—No sé si irme a dormir o a comer —dijo Heros, tirándose hacia atrás en el césped.
—Es el aburrimiento, amigo. —Se rio Ian.
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Zarek
Novela JuvenilNita Fields lleva la vida de una niña normal. Todo cambia radicalmente cuando su mejor amigo Zarek Black, obligado por su madre, lo arrastra fuera del país alejándolo de ella. Años más tarde, ambos se reencontrarán en circunstancias un poco precipit...