Una taza de Chocolate caliente

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Habían llegado hace tan solo unas horas, Aome estaba dormida y él a su lado impaciente, intranquilo y perturbado, para yako, su tiempo se acababa y lo sabía, su bestia resistió lo que más pudo pero sabía que este estaba llegando a su fin, agonizaba dentro de él, de forma inconsciente,cogió un mechón de ella olfateandolo, necesitaba un estímulo para su bestia, incentivarlo a vivir, a luchar un poco mas antes de rendirse, cerro sus ojos pensando en todo y como haría para solucionarlo, su preocupación ahora era que, si Aome dormía, Elías haría estragos en sus recuerdos,los alteraria, cambiaría y crearía lo cuál la llevaría a un estrés, no estaba dispuesto a aceptar eso, tendría que tomar medidas drásticas respecto a la miko, tendría, no, tiene que vigilarla, cuidarla y brindarle ese apoyó que tanto necesita, el sutil movimiento de ella lo atrajo a la realidad, no dijo nada y ella tampoco, solo se mantenía mirando el techo, su mirada estaba tan vacía, no podía identificar rastros de emociones, era como un cadáver, se reprendió mentalmente al pensar en eso, Su Aome no era un Cadáver, era una humana, eso lo aceptaba, pero no un cadáver.

-. Veo que has despertado señorita Aome, como se encuentra?

-. ...

Silencio, sólo era eso, Aome no se esforzaba en lo más mínimo de responder y le dolía, su querida miko estaba desapareciendo, por no decir que desapareció, la feliz y tímida Aome pronto sería reemplazada por una muñeca de porcelana, le molestaba y dolía pensar asi pero no podía detener esos pensamientos, simplemente eran la verdad y ya. Pesadamente se levantó y salió del cuarto, necesitaba algo, aunque no lo necesitará, comería para distraerse un poco, pensar en los sabores del alimento humano eran algo, mejor que contar ovejas para dormir.

-.no llores, mira, chocolate!! Este dulce hace de tu vida más feliz!!

-. Verdad? Nini?

-.promesa de hermano!!

Estaba frente a una máquina expendedora, a punto de comprar cualquier cosa cuándo vio a aquellos niños, el menor lloraba, tenía raspones en sus piernas y el mayor lo consolaba con dulces, en específico chocolate, estaba curioso y cedió a está, fue a la tienda mas cercana dentro del hospital y entró, en su mayoría pacientes que esperaban a sus familiares enfermos, muchos tomaban bebidas calientes, su olfato fue atacado por estas mismas, los olores dulces y amargos inundaban el lugar, siendo fiel a éste se acercó al mostrador y observó las distintas bebidas que se servían de forma rápida y cuidadosa,en su mayoría calientes.

-.que se le ofrece?

-.hum... Quiero una bebida caliente

-.de que tipo?

-.dulce...

-.bien .-sonrió algo nerviosa la chica.

Ni en mas de sus 4000 mil años de vida había deseado comer algo proveniente de los humanos pero aquí estaba él, Él gran sesshomaru sentado en una mesa solitaria con nada más que un vaso de chocolate caliente, estaba nervioso, el nunca probó o degusto alimentos asi, lo única que consumía eran frutas plantadas por sus sirvientes y nada más, tuvo que armarse de valor y acercar ese vaso desechable para probar ese enigmático olor que lo atraía.

-. Necesita algo más señor?

-. Otro y algo para alegrar los ánimos

Estaba extrañamente feliz, se sentía calmado, cálido y su corazón se sentía reconfortante con esa bebida, cuándo entró en el cuarto de Aome esta estaba sentada mirando por la ventana, el olor del chocolate la distrajo de su observación, ambos cruzaron miradas por primera vez desde que había llegado al hospital, estaba curiosa y el felíz de que aún quedará de su Aome, elegantemente se acercó y dejó ambos vasos sobre la mesita, esta, la miraba dudosa.

Tres vidas para enamorarseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora