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Después de algunas horas, la pelinaranja se volvió a levantar mientras se estiraba completamente sacando un suspiro de alivio al escuchar sus extremidades tronar. Se levantó de su cama tomando sus cosas para bañarse y hacerse un desayuno rápido, aunque miro la hora y era casi su almuerzo y desayuno juntos. Sin embargo antes de que se metiera a bañar recibió un mensaje, buscó su teléfono entre las sábanas de su cama guiándose por los sonidos que hacía hasta que lo encontró. Sonrió cuando se dio cuenta de que era un mensaje del rubio, parecía que el también se acababa de despertar y las mejillas de la pelinaranja se llenaron de un rubio rosa al ver una foto de Jimin con su rostro todavía un poco hinchado pero aún así cubriéndolo con la sábana de su cama.

Yuusei le respondió con una sonrisa que incluso al mirarse en el espejo se avergonzó de sí misma. E incluso dejando su teléfono aun lado con mucha resistencia para dejar de contestarle y meterse a bañar, no podía creer que dentro de poco tiempo lo iba a volver a ver, aunque su mente seguía con el proyecto, por otra parte también quería salir con el como días pasados. Ella misma sacudio su cabeza borrando esos pensamientos, no, ellos debían de terminar ese proyecto antes. En cuanto salió de la ducha se preparó rápidamente para salir a verse en el mismo parque que siempre, cuando camino a la cocina para aunque sea tomar algo de jugo, miro a su amiga pelinegra preparándose un cafe.

– ¿Te acabas de levantar?– Pregunto curiosa al verla. Por lo general ella era de levantarse temprano también.

– Este es mi segundo café Yuu.– Respondió con una ligera risa.– ¿Te vas a ir sin desayunar?– Pregunto al ver como tomaba sus llaves. Ella solo respondió asintiendo la cabeza y despidiéndose de ella con su mano. – Hana te va a matar si se entera.

– Por eso tú no viste nada.– Respondió haciendo a la mayor reír al recordarle a unos personajes de una película que la pelinaranja miraba a menudo. Aún así Mirai se despidió de ella de igual manera y solo miro a Yuusei cerrar la puerta. Ella también la miraba diferente estos días, como si algo más hubiera pasado, o quizás era su imaginacion, podía creer que estuviera feliz al estar trabajando con el rubio, al fin y al cabo ellos eran amigos desde antes y ella también se alegraba por eso.

Aún así la pelinegra suspiro mirando su teléfono. Tenia varios pedidos que hacer de sus postres y la verdad hubiera sido mejor que el peliengro no fuera ese día ya que tenía mucho por hacer, pero aún así el insistió preocupando a Mirai, sentía algo malo de ese acercamiento, a pesar de haberlo visto llorar cuando fue a su casa la última vez. Pero ese acercamiento a pesar de que el chico le gustaba, no le daba un buen presentimiento, sacudió su cabello negro con su mano tratando de despejar sus pensamientos y diciéndose a ella misma que necesitaba unas vacaciones. Empezó a sacar todos los ingredientes que tenía para aunque sea avanzar en algo antes de que llegara Yoongi, y se dio el lujo de poner algo de música en lo que hacía todo eso, quería relajarse más que nada.

Cuando estuvo avanzando más y también sus canciones y entusiasmo al escuchar uno de sus grupos favoritos, empezó a cantar a todo pulmón esa canción que aunque era una de las más románticas y dulces que se sabía, ella lo disfrutaba más que nunca, por en realidad así se sentía. Tomó la espátula que estaba embarrada de chocolate derretido simulando que era un micrófono y todos los ingredientes era el público que ella tenía. Y hubiera cantado más si no fuera por que tocaron la puerta de su apartamento asustándola un poco y soltando la espátula con chocolate. Camino hasta la puerta y la abrió siendo recibida por la presencia del pelinegro que estaba esperándola con una sonrisa burlona en su rostro, aunque solo Mirai frunció el ceño al verlo así. ¿Acaso tenía algo en la cara? Aún así trato de ignorar eso y dio paso para que el pelinegro pasara.

– No sabía que te gustaban esas canciones.– Dijo el peliengro al escuchar todavía la canción reproduciendo. Rápidamente Mirai tomó el control de la televisión apagándola y concentrándose en terminar los pastelitos.

Amor no correspondidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora