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– ¿Estas segura de lo que aceptaste?– Pregunto la pelirroja. Las tres ya habían salido de las clases y ahora se encontraban en el patio de la escuela comiendo. A pesar de que casi no les gustaba comer afuera, lo vieron necesario, al parecer ninguna de las tres quería ver a los chicos ese día. Así que evitando las cosas que les molestaba de comer afuera, como lo difícil que es encontrar una buena banca, como a veces las hojas caían en la comida y el clima. Aunque agradecían que ya no hubiera tanto calor y pudieran comer en paz.

– Estoy un poco nerviosa, pero creo que si lo podré lograr.– Le respondió. Aunque en realidad estaba aterrada por eso, sabía que tenía buenas ventas y que sus clientes eran fieles, pero, ¿Y si a los demás no les gustaba? Esa era la pregunta que ahora la atormentaba.

– Si quieres podemos ayudarte.– Agregó la pelinaranja. Aunque Mirai solo hizo una pequeña mueca, en realidad no quería que cambiara sus planes por su culpa.

– Estaré bien, no creo que vayan a ser muchos.– Respondió tratando de sonarse segura de su misma. Aunque por dentro estaba más que nerviosa de no poder entregarlos a tiempo.

– Mirai... es toda la escuela...

– Estaré bien, lo prometo, si necesito su ayuda les diré.– Agregó dando su mejor sonrisa. Aunque sus amigas no se creían de eso del todo, habían decidió en silencio de ayudarla como pudieran.

El día era bastante tranquilo, las tres estaban cómodas mientras comían su lonche, cada una inmersa en sus propios pensamientos. La pelinaranja estaba revisando su teléfono mientras comía, todavía seguía sin mirar los mensajes del rubio a pesar de que el no había dejado de enviarlos. Fue hasta que volvió a mirar la bandeja de mensajes, mirando el último que le había enviado, donde preguntaba si iban a practicar después de la escuela, ella solo frunció el ceño y contestó el mensaje solo con un emoticón afirmándole que si.

– Parece que todavía tienes mal humor.– Le dijo Hana al mirarla aventar su teléfono a la mesa.– ¿Pasa algo?– Le pregunto dejando de comer.

– Es solo qué hay mucha gente tonta en este mundo.– Contestó sin mirarla y volviendo a comer.– Como Hoseok, tiene suerte de que no me encontrara otra vez...

– Yuusei...

– ¿Sabes? Me enojaría menos si no lo defendieras.– Agregó la pelinaranja poniendo los ojos en blanco. – No puedo creer que no le hayas dicho algo...

La pelinegra miraba todo en silencio, y a pesar de que estaba pensando en cómo haría la enorme tarea de los postres, no pudo evitar escuchar a sus dos amigas. En parte comprendía a Yuusei, no quería que Hana saliera lastimada, sabía que el castaño no era una persona mala, pero su indecisión le dolía a su amiga. Pero por otro lado, Hana siempre miraba a las personas de su lado bueno y sabía que pueden cambiar a pesar de que a ella le dolerían las cosas, sabía que siempre iba a estar ahí para el.

– ¿Que ganaria con eso? No lo haría cambiar de los sentimientos que siente hacia ti.– Le respondió. A pesar de que la pelirroja no se lo dijo enojada, más bien estaba tranquila, ella sabía que Yuusei iba a responder de esa manera. Solo respondió lo que ella misma sentía y que ahora mismo, no sabía si eso iba a cambiar.

– Aún así deberías decírselo.– Volvió a decirle la pelinaranja. Sabía que lo decía con buenas intenciones, pero por el momento, Hana se quería ir de ahí.

– ¿Sabes? Creo que es momento que les diga.– Contestó Hana haciendo que sus dos amigas le prestaran atención. – Ya se lo dije ¿y que creen? Nada cambio.– Agregó.

– ¿Por que no nos habías dicho desde antes?– Pregunto Mirai sintiéndose mal de pronto. No se quería imaginar lo que sentía su amiga por eso.

Amor no correspondidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora