Amor no correspondido

~24~

Hana seguía sin poder creerlo, todavía no creía que Hoseok estuviera en la puerta de su apartamento. Tenía su típica sonrisa mientras estaba parado en la puerta, esperando la invitación para pasar, Hana no sabía que es lo que hacía ahí, si más no lo recordaba si le había avisado que no se iban a ver hoy. ¿Entonces por que están ahí? Incluso pensó que quizás era solo su idea de que le había avisado, por que no habría alguna razón para que el estuviera ahí.

– ¿Se me olvidó decirte que no nos veríamos hoy?– Pregunto con algo de desconfianza. Aunque solo el castaño sonrío negado con la cabeza.

– Me enteré de que Mirai ayudaría con lo del baile, así que como me dijiste que estarías ocupada con eso decidí venir a ayudar.– Respondió encogiéndose de hombros. ¿Así nada más? En parte le extrañaba por que Hoseok no había actuado así antes, es cierto que le había dicho que iba a cambiar, pero no podía olvidar el hecho de que ahí también estaba su amiga pelinaranja.

Volteo hacia atrás mientras miraba a Yuusei junto a Jimin, después miro al castaño, que los miraba al igual que ella. No podía leer bien las expresiones que tenia, pero todavía sabía que se les hacía extraño verlos juntos, a pesar de que el también sabía que antes eran amigos. Era una situación bastante incómoda, había tres chicas en el mismo lugar que a pesar de que al menos una de ellas ocultaba sus sentimientos, otra trataban de que no notaran sus amigas que había algo diferente en ella y la última mirando a los lados para evitar la mirada y atención del castaño. ¿Por que tenía que ser tan complicadas las cosas? ¿Por que simplemente las cosas no podían ser como antes?

– ¿Seguro que quieres ayudar?– Pregunto. En realidad quería que ese cambio fuera algo más que en vez de pasar tiempo con Yuusei. Incluso se imaginaba los escenarios que podrían hacerse, donde el castaño quitaba a su amigo rubio de con Yuusei solo para estar junto a ella y a pesar de que eso solo era en sus pensamientos, en el fondo le dolía que eso pudiera ocurrir, en serio quiera confiar en Hoseok.

– ¡Claro que si!– Respondió con entusiasmo, haciendo que la pelirroja volverá a l realidad y se saliera de sus pensamientos. Hana asintió con la cabeza y lo dejó pasar. Aunque frunció el ceño al ver que el castaño seguía atrás de ella esperándola. Eso era algo nuevo. – ¿En donde estabas ayudando?—Pregunto al ver que tanto la cocina como la mesa del comedor estaban ocupadas. Ella hizo una mueca y fue hasta otro mueble aún lado de la cocina, junto a la estufa. Tenían a Mirai y a Yoongi algo cerca, así que se lograba escuchar algo de las explicaciones de la pelinegra.

Ambos voltearon hasta donde estaban ellos dos al escuchar como Mirai repetía la misma frase unas tres veces. La pelirroja abrió los ojos, sabía que eso no era algo bueno, ya que Mirai se estaba desesperando, pero aún así Hana la dejo con Yoongi sabiendo que eso era algo peligroso.

– ¿Que es lo que tenemos que hacer primero?– Pregunto el castaño mientras miraba las mangas pasteleras con diferentes colores de relleno. Incluso tomaba más mangas pasteleras con curiosidad aplastándolas y probando el relleno dulce.

– Estaba haciendo unas flores con el glaseado.– Respondio Hana. Tomo el pequeño aparato para hacer las flores y poco a poco fue formando cada pétalo de la rosa ante la mirada del castaño, que parecía absorto en cada movimiento que hacía con las manos.

Cuando termino, Hana le enseño la flor terminada y Hoseok la miro con una pequeña sonrisa. El también quería intentarlo. La pelirroja dejó la flor en un pedazo de papel encerado para que no se arruinara y que Hoseok se guiara si lo ocupase. Ambos tomaron el mismo aparato que la pelirroja había tomado primero y empezaron formando la flor en silencio. Al principio estaban callados mirándose el uno al otro y el progreso que tenía la flor, pero a Hana se le escapó una pequeña risa al mirar como en uno de los pétalos, Hoseok presionó demasiado la manga pastelera haciendo que ese pétalo quedara más grueso que los demás, y al notar eso, no pudo evitar soltar un pequeño puchero. Ya estaba a punto de lograr terminarla.