Capítulo 24

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Capítulo 24:

Hacía dos semanas que no teníamos contacto con los Maestros. Intenté durante ese lapso conectarme individualmente con ellos sin tener la sensación de haberlo logrado. Una noche me desperté sobresaltado y pensé que podrían haber sido ellos. En la oscuridad tuve una visión impresionantemente bella y extraña. Estaba paseando por el Universo, pero no por el Universo conocido sino aquello que nunca vemos del Universo en un cuerpo. Era una imagen parecida a la de un calidoscopio; con todas las formas y a la vez ninguna; con todos los colores conocidos y desconocidos. Me desplazaba de una imagen a otra y sentía que me metía dentro de la imagen con una visión más microscópica. Ahí pude ver que las formas parecían células y que los colores se movían, tenían vida. ¡Todo tenía vida! Hasta las líneas que representaban las distintas dimensiones. Parecía que el Universo fuera un inmenso ser. Después me dormí nuevamente. Cuando me levanté traté en vano de dibujar lo que había visto: era indibujable. Recordaba el dibujo de Laura y lo que de él habían dicho los Maestros. Puse todo mi empeño para que no fuera considerado un dibujo rudimentario (competía con mi amiga). Yo tenía que lograr plasmar exactamente aquello que había visto. En el transcurso de la semana debía hacer muchas cosas, pero me fue imposible: ¡Tenía que dibujar! Dejé todos mis compromisos por tratar de ver sobre un papel lo que me fue mostrado en espíritu. Compré tintas de colores, plumas y lapiceras especiales, pinceles; mi esposa me decía: —"¡Vos estás loco!"—Varios días; varios papeles; y ningún resultado aceptable. El último se podría decir que se parecía bastante; pero ni siquiera es la milésima parte de lo que vi (y creo que soy soberbio al decir milésima).

Al haber leído y releído los mensajes pude elaborar muchas preguntas que desde mi punto de vista eran "aceptables". Si a ellas sumábamos las de Laura podríamos sacar buen provecho del próximo contacto. Fuimos a él. Laura se detuvo porque había millones de burbujas que le llamaban la atención. Las podía atravesar pero paraba para mirarlas porque tenían "hermosos colores". Yo, tomado de su mano, podía sentir la presencia de energías negativas, y si nos ponemos a pensar en los colores que no son más que la descomposición de la luz, no había duda que eran prismas. La llevé más adelante y hubo mucho que esperar para poder hablar con un Maestro:

—Ellos dicen: —"¡Espera!"— ¡Están lejos! ¡No sé por qué! (Angustiada describió un montón de cosas que había ahí. Yo traté de tener paciencia y acompañarla hasta que, por fin, llegó el Maestro)

—¿Nos esperaron el domingo pasado?

—Siempre estamos con ustedes.

—¿Es por eso, porque siempre están con nosotros, que me cuesta sentirlos? ¿Ya estoy acostumbrado a ese contacto?

—No.

—¿Por qué es?

—Debes buscar en ti...

Pregunta.

—¿Por qué se dieron civilizaciones parecidas en distintos puntos del planeta?

—La aparición del hombre se dio en varios lugares al mismo tiempo. Sus espíritus, en algunos hombres, eran superiores.

—¿Solo eso?

—Sí.

—¿Me podés decir algo sobre las pirámides de Egipto y los caminos de Nazca?

—Son obras de los hombres superiores.

—Supongo que al decir "hombres" te estás refiriendo a la especie humana, planeta Tierra.

—Sí. Esos hombres poseían el recuerdo. (Sonríe) ¡Sé lo que piensas! ¡Sabemos!

—Sí, pensé que podrían ser espíritus que han vivido en mundos más evolucionados y que habían venido a reencarnar en éste.

La Casa de dos Puertas (Libro 1ro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora