Llegué a mi casa más temprano de lo normal, ya que Claudia insistió en hacer todo el proyecto ella sola debido a mi malestar. Entré sintiéndome libre y feliz, aunque no duró mucho al escuchar el bullicio proveniente de la cocina y comprender que toda mi familia estaba presente.La cabeza de Lydia se asomó desde la puerta del comedor y sonrió al verme.
—Rebeca, ven. Necesito que alguien más esté de acuerdo conmigo.— Dijo tomando mi mano y arrastrándome al comedor que contactaba con la cocina.—De hecho tengo cosas que hacer.— Intenté zafarme.
—Luego te encierras tres horas en el baño como ayer si quieres, ahora te necesito aquí.— me interrumpió cuando llegamos a la cocina donde estaban los demás.
—Oh, no por favor. Ayer dejó muy oloroso el baño.— se quejó Sebastian, mi hermano mayor.
Lo miré ofendida.
—Eso no es de lo que estamos hablando.— Exclamó Lydia, exasperada.— Rebeca, dime si estoy equivocada; ¿no es cierto que Emma siempre que toma ropa prestada no la devuelve a su lugar y si se la pides de vuelta se ofende y miente diciendo que es suya?
Sí, estaba completamente de acuerdo. Así es Emma; pero antes de poder dar mi opinión, Sebastian se adelantó a hablar; aún cuando no tenía nada que ver con el problema, como es habitual en él.
—Lydia está exagerando. En mi humilde opinión, yo creo que ella vio una blusa o algo de Emma que le gustó y ahora quiere que sea suyo; si yo fuera tú no le hago mucho caso, mamá.Mis cinco hermanos y yo solemos arreglar nuestros problemas con mamá como moderadora desde que tengo memoria; sólo que por alguna extraña razón hoy en día quienes más lo hacían eran Sebastian y Lydia; quienes son los hermanos mayores, él es mayor que ella (seguida de Emma; después Jonathan y Alex, quienes son gemelos y al final yo, la menor), por cierto y también más inmaduro que ella.
—¡Tú no te metas!— Le gritó Lydia. Bueno, yo no dije que mi hermana fuera alguien maduro, sólo que Sebastian es mucho más inmaduro que ella. Además, como era común, Sebastian ya la había sacado de sus casillas. Ambos empezaron a pelear entre ellos, sólo esperaba que no se agarraran a golpes como solían hacer en su etapa de preadolescencia.
Emma estaba cruzada de brazos en silencio y se notaba aburrida; mientras Alex y Jonathan parecían no estar interesados ya que ellos sólo estaban ahí comiendo y hablando entre ellos. Mi madre parecía haber perdido el hilo de la conversación y se veía perdida, pasando su mirada de Lydia a Sebastian tratando de entender la discusión.
—¿Puedo hacer una fiesta este fin de semana?— Pregunté aprovechando para cambiar el tema de conversación. Mi mamá pareció agradecida.
Pero cómo es normal, Sebastian tenía que meterse en lo que no le importa.
—Creí que sería en la casa de tu amiga.—Sí, pero no la dejaron.— Expliqué rápido y sin mirarlo.
—No lo sé, Rebeca. Tus calificaciones no van bien, además hoy regresaste temprano.
—Regresé temprano porque me siento mal y tú no me dejaste faltar.— Le respondí a mi mamá, enojada con Sebastian; si tan sólo no hubiera abierto su enorme boca, para molestar es para lo único que sirve.
—Te dejaré hacerla, pero no quiero desastres difíciles de limpiar.
Asentí sonriendo ampliamente.

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Bajo el cielo estrellado
Novela Juvenil[Terminada] (sin editar) Rebeca cree estar enamorada de Leo; Justo como creyó estar enamorada hace dos años, pero esta vez es diferente, o al menos eso cree. Lo único que sabe es que tiene la mala costumbre de enamorarse de los amigos de sus hermano...