Capítulo 11- Emma y Leo

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Maratón 2/3

—Hacer el proyecto de inglés fue muy pesado. Y más porque me tocó con Omar, él no hizo nada.— Dije molesta.

Cuando me asignaron al pretendiente de Alison como pareja, creí que él querría hacer todo el trabajo solo (justo como lo hizo con mi amiga) o que al menos aportara algo; pero no, olvidé por completo que quien estaba enamorado era de Ali y no de mí.

—No sé porqué te quejas, nuestro trabajo es más difícil. Además, ¿por qué no simplemente le prometiste otra cita conmigo a cambio de que hiciera todo él solo? — comentó la rubia desde mi cama; yo estaba apoyada en la ventana de mi habitación mientras que Claudia se encontraba sentada en una silla al otro extremo.

Ellas y yo estábamos en diferentes grupos de inglés; ya que el de ellas era más avanzado. De hecho Omar y yo éramos los únicos en cursos diferentes al de nuestro grupo.

—No lo había pensado, se lo propondré a la próxima que nos toque juntos.— Respondí con una sonrisa.— ¿a ustedes les tocó como pareja?

Ambas negaron con muecas de disgusto.

—Me tocó con Leo.— Informó Clau con el desagrado reflejado en su rostro.— es un intenso, prefirió hacer todo el proyecto él solo.

—Mi compañera es Dalila.— Habló Alison enojada.

Fruncí el ceño. Siempre nos habíamos llevado bien con ella y sus amigas; la chica con la que más hablaba Claudia cuando recién llegó en primer semestre fue Maya, la actual mejor amiga de Dalila.

—Ella me agrada, ¿por qué a tí no? — Le cuestioné.

Ali soltó una risa sarcástica.
—Sí, bueno; ella no opina lo mismo de tí.

—Alison.— La reprendió la castaña con una mirada de advertencia y complicidad; mi mejor amiga dejó de hablar de inmediato.

Las miré curiosa y con algo de molestia; no me gustaba que la gente me ocultara cosas, y menos si eran ellas. Me sentía excluida.

—¿Qué? Alison, sigue hablando.— Le pedí con una mirada llena de súplica; ella suspiró y se decidió a comenzar a hablar, ignorando la mirada de nuestra otra amiga.

—Dalila ha estado hablando cosas horribles de tí; dice que eres una zorra por haber tenido sexo con Isaac en la fiesta del sábado. Claudia te defendió y aclaró que entre tú y él no pasó nada; no dijimos que te forzó porque...bueno, no sabíamos si querías que se supiera.

Parpadeé un par de veces confundida. Estaba dolida; Dalila, Isaac y yo habíamos sido los mejores amigos a los siete años, ¿de verdad ella estaba haciendo todo esto por un chico que no valía la pena? ¿Rompió nuestra relación por un violador? Aunque claro, ella no sabía que él lo era; pero de todas formas, ¿romper una amistad por un chico? Ni siquiera yo arriesgaría mi amistad con Claudia y Alison por Leo.

—Pero...yo no hice nada con él.— Fue todo lo que fui capaz de decir.

—Sí, bueno; eso no es lo que creen. Por la forma en la que Isaac te besó asumieron que pasó algo.— Contestó Ali con lástima en su voz.

Se hizo el silencio por un momento y la tensión era muy grande.

—¿Por qué me hicieron irme con Leo el sábado? — Me atreví por fin a preguntarles; mis amigas me miraron curiosas.— El otro día a Emma me preguntó por qué me fui con él.

—¿Tu hermana te vió? — Cuestionó la rubia.

—Sí, de hecho parecía muy interesada en cómo me llevaba con él.

Alison frunció el ceño.
—¿Por qué estaría le importaría?

Me encogí de hombros.
—Supongo que porque ya lo conocía y nunca me había visto con él. Leo y Emma tienen diecinueve; solían ir en el mismo ciclo escolar hasta que él empezó a reprobar.— Informé y mis amigas asintieron.

Todavía me sentía aturdida con la noticia de Dalila; me sentía dolida y traicionada. Miré distraída por la ventana.

—Jonathan no quería que tu mamá se enterara de lo que pasó y le pidió a Millie y Leo que te cuidarán.— Explicó la castaña; pero algo fuera de mi casa captó mi atención como para ser capaz de procesar lo que había dicho. Era Emma bajando del auto de Leo y él también descendiendo de este; mis amigas comenzaron a llamarme, y al percatarse de que no les escuchaba caminaron en mi dirección.

—Ya entiendo porqué tu hermana te preguntó por él.— Comentó Ali causando que Claudia la mirara mal. Yo no podía despegar mi vista de mi hermana.

Me sentía enojada con ella. Ya era el segundo chico que me arrebataba, y esta vez lo hacía conscientemente; bueno, algo así. Quizás fue mi culpa por no decirle que me gustaba Leo cuando me preguntó por él.

Bajo el cielo estrelladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora