Capítulo 10- No es asunto tuyo

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Maratón 1/3

Aún seguía pensando en qué pudiera haber causado el que Leo me saludara; estaba a punto de terminar la clase y yo seguía pensando en eso. Quizás estuviera exagerando, pero sentía que había algo; presentía que algo había pasado pero yo no era capaz de recordar.

La campana que indicaba el final de la clase sonó y yo salí del salón frustrada; no había prestado atención a literatura, probablemente reprobaría el examen del miércoles. Lo único que tenía a mi favor era que siempre cumplía con las tareas y trabajos de la asignatura, así que al menos un seis tenía asegurado.

Como no había prestado mucha atención a mi alrededor, recién me percataba de que había dejado atrás a mis amigas  y habíamos dejado de caminar a la par en dirección al laboratorio desde hacía un buen rato. Me quedé parada en mi lugar esperando a que ellas me alcanzaran, y cuando lo hicieron, no eran sólo ellas dos; iban acompañadas de Leo. Lo miré confusa y curiosa cuando me percaté de que él miraba y caminaba en mi dirección.

—Hola, Rebeca.— Saludó sereno al llegar a mi lado; yo le sonreí en respuesta.— sólo quería saber ¿cómo estás? Ya sabes, después de lo del sábado.

¿Cómo él sabía lo que había pasado el sábado? Sí, era consciente de que él había estado presente en la fiesta; aún no olvidaba nuestro incidente en el baño. Pero si él sabía el acontecimiento del fin del semana, ¿eso significa que todos también lo sabían?

Aunque tuviera más preguntas que respuestas, esto no era algo que le podía preguntar a Leo; así que opté por fingir que sabía de lo que hablaba.

—Oh, ya estoy mejor.

Él me sonrió y puso su mano en mi antebrazo, tomándome distraída y causando que sintiera un choque de electricidad en todo el cuerpo; a pesar de esto, no me agradaba el que me tocara; por alguna razón me puse tensa. Leo notó mi incomodidad y me soltó regalándome una sonrisa tranquila.

—Ya sabes que estoy para cualquier cosa que necesites.— Y después de eso se fue.

De nuevo, ¿Por qué estaba haciendo tan amable conmigo? me gira en dirección a Claudia y Alison las dos también se veían sorprendidas.

—¿Por qué Leo está siendo tan amable contigo? — preguntó Alison.

Suspiré.

—No tengo ni idea, ¿olvidan que no recuerdo nada de lo que pasó el sábado?

Ambas compartieron miradas llenas de complicidad.

—¿Ni siquiera recuerdas el haberte ido con Leo de la fiesta? — Cuestionó Clau.

No podía ser, tenían que estar bromeando.

—¿Qué? — prácticamente grité.

No recordaba nada y esto me llenaba de pánico; Leo pudo haberme hecho algo igual a lo que intentó Isaac. Tragué en seco.

—¿Por qué me dejaron irme con él? Pudo haber intentado algo.

—Pero no lo hizo.— Respondió la rubia.— No sólo te fuiste con él, Millie iba con ustedes.

La respuesta de Alison me puso más tranquila. Sabía que Leo no era capaz de hacer algo así; pero lamentablemente nunca terminas de conocer a alguien, y esto lo tuve que aprender a la mala.

☆☆☆

Acababa de llegar a mi casa y lo único que quería era tomar un baño y dormir; además de pasar desapercibida por mi familia y sus peleas diarias.

Terminé de subir las escaleras cuando fui interceptada por Emma. Pude deducir por su molesta expresión el que no estaría exenta del drama familiar.

Antes de que pudiera saludarla o decirle algo, ella empezó a hablar.

—¿Por qué no estabas en casa después de la fiesta que hiciste el sábado?

Oh no, sabía sobre eso. No estaba lista para responder, ni siquiera yo sabía porqué me habían sacado de la casa.

—¿Qué te hace pensar que no estaba?— Preferí confundirla, pero había olvidado lo astuta que era mi hermana.

—El que te vi irte con Leo de la fiesta.— Respondió cruzándose de brazos.

—¿Cómo pudiste verme si no estabas en casa el sábado?

—Si estaba, te vi irte desde la ventana de mi habitación.

Decidí pasarla de largo ya que hacía preguntas que yo no podía contestar; ella me sostuvo del brazo cuando pasé por su lado, impidiéndome huir. La miré sorprendida.

—Está bien si no quieres decirme; pero respóndeme esto, ¿qué relación tienen Leo y tú?

Ni siquiera yo sabía que relación tenía con él, no recordaba nada; si me hubiera preguntado ayer yo le habría respondido que mi contacto con él era casi nulo.

—No es asunto tuyo.

——-
Aquí está el primer capítulo del maratón, en un rato publico los demás capítulos. Ya me siento mejor, después de haber dormido alrededor de veinte horas ya no siento tanto cansancio, nos vemos en un rato :).

Bajo el cielo estrelladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora