11. Origen desconocido

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Once años atrás

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Once años atrás

¿Cómo se encuentra la humana? —El coronel se mostraba tranquilo pero curioso al otro lado de la pantalla.

—Aún está inconsciente, le suministré un sedante para que el medicamento actúe correctamente —informó la pelirroja inquieta—. Pero... —la doctora había descubierto algo interesante y no sabía cómo contarlo.

¿Qué pasa? ¿Hay algo más? —quiso saber de inmediato el ojiazul en la pantalla.

—Verás, hice la evaluación y efectivamente, la chica no es humana —afirmó la pelirroja de forma pensativa.

¿Ni un poco? —preguntó el coronel, ahora intrigado.

—No, no cuenta con ningún gen humano.

¿Entonces de qué especie se trata? —indagó insatisfecho con la limitada respuesta de su amiga.

—Eso es lo que me tiene inquieta —confesó la doctora, recargando los brazos en su escritorio—. Tengo razones para creer que se trata de la misma especie que los Tobak —el volumen de su voz bajó, como si se tratara de un secreto.

El canoso coronel frunció el ceño pensativo y se tomó un momento para analizar las palabras de la doctora.

¿Y cuáles son esas razones? —habló después de unos minutos el ojiazul.

—Al analizar su ADN, pude percatarme de que, aunque no comparten la misma sangre, ella tiene la misma variación genética que encontré en los Tobak —explicó lentamente—, además, le suministré el suero sanador para que su recuperación fuera más rápida —dudó por un momento, buscando las palabras para explicar al coronel—. En humanos, el suero tarda entre veintisiete y treinta y dos horas para sanar cualquier herida externa, pero —la doctora volvió hacer una pausa antes de continuar—, le suministré el suero hace poco más de ocho horas y sus heridas han sanado casi por completo —su expresión era de total asombro—. Como sabes, el mayor de los Tobak desarrolló la habilidad de regenerarse después de recibir el elixiyr, y es algo que jamás habíamos visto —el coronel cada vez se encontraba más interesado en lo que la pelirroja explicaba—. Pienso que la chica podría desarrollar la misma habilidad, en un futuro —terminó con un tono de fascinación.

La doctora Ziben era especialista en todo lo referido a seres vivos, llevaba casi toda su vida estudiando a las diferentes especies de diferentes planetas, y en cuanto llegó a la Tierra, fue cautivada por la raza humana, haciéndola querer estudiar no sólo su anatomía, sino también la cultura, lenguaje, prácticas y demás, a lo largo y ancho de todo el planeta. Pero hasta hace pocos años, había descubierto en uno de los reclutas nuevos, una extraña anomalía en su ADN, que después detectó también en los hijos de este, y aunque al principio pensó que se trataba de algo hereditario, llevaba un tiempo considerando la existencia de una especie no antes vista.

Aithaus: El mundo oculto en el espacioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora