3. Cadenas Prisioneras

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Presente

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Presente

—¡Oye! ¡Espera! —El grito de Jay se oía lejano, decidí ignorarlo y seguí mi camino —. ¿A dónde vas? —Esta vez, sentí su voz casi detrás de mí.

—Cambié de opinión, iré a mi oficina a terminar con mis asuntos —expliqué desinteresada.

—Pero, tu dijiste que querías conocerlo —objetó berrinchudo.

—No, tú eres el que quiere conocerlo —protesté rápidamente girándome en su dirección—, yo simplemente quise complacerte, pero creo que fue una mala idea, sabes que odio estar entre tanta gente —aclaré calmada—. Pero tú ve, es más, dale la bienvenida en mi nombre —intenté animarlo.

Jay hizo una pequeña mueca —Bien, no insistiré más —el agente aceptó por fin.

Te veo después, ¿de acuerdo? —dije con una pequeña sonrisa, que fue rápidamente correspondida por el joven frente a mí.


✵✵✵


En cuanto llegué a mi oficina, me dispuse a terminar de revisar y autorizar documentos pendientes. 

De nuevo, el pitido de mi pantalla se manifestó.

—Dime —respondí concentrada en lo que me encontraba revisando.

—Presidenta, ya me encuentro de regreso, ¿hay algo que necesite?  —Aryzard preguntó amablemente, sin comentar nada respecto a mi escape.

—Si, necesito hablar con Deiam, dile que venga a mi oficina, por favor —indiqué cortésmente.

—En seguida Señora —mi diligente asistente colgó y yo regresé a mi revisión.

—El agente Ather ya se encuentra aquí, Presidenta avisó Aryzard casi treinta minutos después.

—Bien, hazlo pasar —indiqué.

La puerta a mi izquierda se abrió y entró mi asistente, seguido de un chico rubio y extremadamente alto. Le hice una seña con la mano, indicándole que se acercara y el joven rápidamente obedeció, mientras Aryzard salía por la misma puerta.

—¿Querías verme? —el rubio colocó sus manos en mi escritorio y acercó su rostro levantando su ceja derecha de forma coqueta.

—Cuide sus modales agente Ather, no olvide que se encuentra frente a su presidenta —recomendé seriamente.

El alto joven se enderezó rápidamente mientras tomaba una posición de descanso, con ambas piernas separadas, a la altura de sus hombros y al frente, su mano izquierda sujetando su muñeca derecha.

Aithaus: El mundo oculto en el espacioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora