Presente
—Suél...ta...me —los ojos del coronel comenzaban a apagarse frente a mí, pero aún no había terminado con él, apenas comenzaba a divertirme.
—Como tú digas —arrojé con fuerza al hombre que aterrizó fuertemente contra una de las oscuras paredes a nuestro alrededor—. Jamás te ha importado lo que me pasa ¿cierto? —caminé lentamente hasta llegar de nuevo frente al viejo que intentaba ponerse de pie—. No te interesa lo que me hicieron, ni tampoco lo que yo he hecho —tomé a Torger de la canosa cabellera para levantarlo hasta el nivel de mi cintura—, siempre y cuando me vuelva más poderosa —comencé a arrastrar al patético coronel hasta donde se encontraba mi escritorio—. Eso es lo que querías ver ¿no es cierto? Que tan poderosa puedo llegar a ser. Pues bien, te lo mostraré —estrellé su rostro fuertemente contra el vidrio del escritorio, partiéndolo en mil pedazos.
—Por supuesto que no —el hombre levantó la cara revelando apenas unos cuantos rasguños después del impacto, pues para mi pesar, su escamosa piel era increíblemente resistente—. Sabes que yo siempre te he querido como a una hija, igual que a Awrel e igual que a Guttorm —se puso de pie.
—Ni siquiera te atrevas a mencionarlos —con una patada lo lancé de nuevo hacía a otra pared—. Si realmente nos hubieras tratado como tal, ellos estarían aquí, pero no, tú no sabes lo que es ser un padre —Torger se volvió a poner de pie y esta vez comenzó a caminar en dirección a la puerta que daba al escritorio de Aryzard.
Y de pronto, esta se abrió dejando ver a mi asistente con cara horrorizada al ver los destrozos dentro de la oficina.
—¿¡Qué está pasando!? —cuestionó mirando al coronel con reproche.
—Llama a Hillevy, dile que Sombra necesita un sedante, y evacúa la sala de control de operaciones de inmediato —ordenó Torger.
—Primero díganme lo que sucede.
—Lárgate si no quieres morir —gruñí y por un momento Aryzard pareció asustado.
—¡No es momento de explicaciones! ¡Haz lo que te digo! ¡Ahora! —bramó el lastimado coronel.
El consternado hombre desapareció tras cerrar la puerta, dejándome de nuevo a solas con mi antiguo maestro.
—No sé qué es lo que piensas de mi —Torger comenzó a caminar hacía mi lentamente, como si estuviera acercándose a una bestia que pudiera devorarlo en cualquier momento—. Pero te aseguro que, para mí, ustedes son mis hijos.
—Pues no tienes idea de lo mucho que me alegro de que no hayas llegado atener verdaderos hijos —. No te merecías llegar a ser llamado "padre" —. Los ojos de Torger comenzaban a encenderse, causando en mi interior una creciente emoción, pero a pesar de su mirada, no dijo nada—. No sabes cuanta pena me diste cuando de un momento a otro habías perdido a uno de tus aprendices, a tu esposa y un hijo...
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Aithaus: El mundo oculto en el espacio
Science FictionElla entera es fuego; ella entera es veneno; ella entera es destrucción. Pero los peligros que se avecinan le ofrecen la oportunidad de redimirse por los crímenes que antes cometió. ✵✵✵ Darcy es una joven humana que después de traumáticos sucesos, s...