El fragmento de la anciana

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La plaza principal de Maregana daba comienzo a la ciudad de altas esfinges y edificaciones

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La plaza principal de Maregana daba comienzo a la ciudad de altas esfinges y edificaciones. Las liras del alto eran esculturas de voces finas que cantaban alegóricos en otro idioma, razón por la que Evy no las entendía y aun así le parecían hermosas.

-¿Siempre están cantando? -preguntó en cuanto alcanzó a Naheim.

Estaba distraído, algo desconfiado de su alrededor y temeroso de que las sombras llegaran hasta ese lugar. Cuando Evy captó su atención le costó volver a la realidad y entender a qué se refería, así que cuando ella las señaló comprendió su pregunta.

-No, no, por supuesto que no. Solo lo hacen cuando llegan visitas. Cuando un tren llega hasta Maregana.

-No lo hace siempre -afirmó.

-En realidad tiene un horario específico, hemos tenido un poco de suerte. El tren llega cada dos semanas. Ingresar a Maregana es un poco más difícil porque tiene sus propias leyes que distan de las de otras ciudades. Suelen ser muy protectores -comentó sin dejar de caminar-. Es posible que encontremos otro fragmento aquí y de ser así habremos cumplido.

Evy fijó la mirada en los altos edificios, tan propios de un lugar como Verena, que distaban de todo lo que había visto en otros lugares. Parecía tan aislado como para creer que ya no estaban en el mundo Inverso. En Maregana, la flora brotaba de los edificios, los balcones bordeados de vidrios se extendían hasta tocar el suelo del siguiente balcón y sus edificios terminaban en punta. Los puentes de bordes dorados daban paso a la cristalina agua y sus habitantes vestían de túnicas y vestidos largos y florales confeccionados con sumo detalle. Las flores parecían un punto concordante por cada mirada que daba. Al final, un gran arco dorado cruzaba un gran palacio donde las flores entregaban un toque delicado. A su lado, un árbol de ramas frondosas divididas en varias partes se alzaba imponente.

-¡Evy!

Naheim le hizo señas desde un lugar de amplia entrada donde un par de butaquis le abrían la puerta. Ella se apuró en seguirlo aun cuando no podía dejar de admirar todo lo que veía. A pesar de que lo comparaba con Verena, la realidad era que distaba de parecerse.

-Es una posada, es un sitio bastante tranquilo. Pasaremos la noche aquí hasta mañana.

-¿No deberíamos seguir?

-No, el horario de viaje a Valquicio ya debe haber culminado, reiniciará mañana temprano; es mejor buscar el fragmento y descansar.

-¿Dónde buscaremos? -preguntó ella poco convencida.

-La última vez que estuve aquí hallé una dentro de una fuente. Podemos empezar ahí. -dijo y aunque parecía convencido, Evy aún no.

Las lunas de EvyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora