Emur Jenar

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—Las historias de este tren son diversas. Aquí ha sucedido muchas cosas, hasta tragedias inexplicables, pero no podría dejar atrás esta belleza histórica que me dio lo que más quise cuando no lo sabía. El amor es algo que transforma y si lo ves frente a ti, debes abrir bien los ojos. Podrías confundirlo con cualquier otra cosa —comentó en tono conciliador.

—Y él, ¿está aquí? —preguntó curiosa.

—Sí, en cada madera, silla, mesa y lámpara. Está en todos lados, hasta en mi corazón ¿Acaso no hay alguien que lleves a cada lado como un caja de recuerdos que no puede ser tocada a menos que eso desees? —inquirió.

Evy solo la observó, investigando, indagando; rememoraba, caminaba por el lustrado pasillo de sus recuerdos y ahí estaba. Ese cofre de madera con las inscripciones de su madre, sí, era el recuerdo más hermoso que tenía, pero tan doloroso que optaba por no ir a él. porque la quemaría, ardería en sus memorias y tan pronto como la noche cae, ella se desvanecería.

—Sí —respondió, simple y sincera, pero sin mucho más que acotar.

—Entiendo. —Miro a ambos lados en la habitación donde varios juegos eran dispuesto y disfrutado por los pasajeros—. Supongo que tu amigo tampoco está aquí ¿Estás segura de que no volvió al camarote?

Evy observó todo el lugar sin encontrarlo. Se había dispersado en el aire, ya no sabía cuántos lugares habían visto en la búsqueda de su compañero sin encontrar nada. Le parecía extraño, él no se iría menos cuando el tren está en movimiento, pero no tenía idea de dónde pudiera estar. Empezaba a creer que necesitaba algo de aire o que, por el contrario, alguna sombra lo había encontrado. ¿Y si era así? ¿Sí ellos lo habían conseguido?

—Señora...

—Elevania —dijo luego de expulsar el humo de su boca.

—¿Sabe si han entrado sombras al tren? ¿O alguien extraño? —inquirió preocupada

—¿¡Sombras en mi tren!? ¡Por amiad, niña, no, jamás! No lo permitiría aunque me costara la vida. Esas bestias solo saben cazar, deshacer... —Se calló, como si una idea hubiera llegado a su mente—. ¿Están siendo buscados por las sombras? —inquirió.

En la mirada de Elevania había de todo menos lo que Evy antes había visto. Estaba llena de suspicacia y desconfianza, temía la echaran de una patada del tren de tan solo responder afirmativamente.

—No —dijo.

—Sí.

Naheim estaba justo detrás de Elevania, con las manos en los bolsillos y un rostro más pálido que antes. Le daba una sonrisa simple a Evy, pero eso no bastaba.

—Tú debes ser Naheim —dijo Elevania observándolo—, el que asesinó el panel de uno de los camarotes.

—Lo lamento, fue totalmente intencional aun así —dijo sin vergüenza.

—Vaya, esperaba que quisieras hacerte cargo de eso, pero veo que no será así. ¡Qué clase de compañero tienes, niña! Me alegra por fin conocerte. A pesar de que el panel quedó marcado de por vida, el relieve solo demuestra algo que no lo hace los bandidos: querías ser recordado. Te esforzaste, solo por ese hecho no lo cambié —comentó embelesada en los ojos profundos de Naheim, pero debía volver a pisar el suelo de su tren—. También necesitaba darte un mensaje ¿Vamos a mi camarote? Este no es lugar para hablar.

 También necesitaba darte un mensaje ¿Vamos a mi camarote? Este no es lugar para hablar

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Las lunas de EvyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora