Capítulo 11.

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Dara.

No podía negar lo que Jeremy me hacía sentir, pero mientras estaba bailando con Roger de ciento setenta años atrás, mi Roger, el hombre que más he amado en toda mi vida y quien me acaba de romper el corazón, me iba dando cuenta que no podría olvidarlo tan fácilmente.

La manera en la que posaba su mano en mi cintura y sus ojos azules que parecían devorarme, me inquietaban de cierta manera, porque mis sentimientos hacia él seguían a flor de piel. Aunque podría ser que Christopher fuera diferente, por lo tanto, puede que él sea mi verdadero amor.

—¿Estás lista para nuestro matrimonio? —Me inquirió mientras me daba la vuelta al compás de la melodía de fondo.

—No creo, pero es algo que se debe hacer, supongo.

—Haremos lo que sea por llevarnos bien, Amelie, sólo debemos poner de nuestra parte.

—¿Está usted ebrio, sir Christopher?

—Lo estoy. Pero estoy completamente seguro de lo que digo, quiero que nos llevemos bien, porque eres una mujer muy hermosa, inteligente y aunque yo sea un poco egoísta te quiero para mí. —¿Cuándo he oído eso? Egoísta cómo Roger, debí suponerlo.

—Dígame sir Christopher, usted es un hombre muy atractivo, debe tener muchas mujeres a sus pies. ¿Por qué yo?

—Creo que debemos dejar las formalidades, nos vamos a casar…

—No ha respondido a mi pregunta…

—Bien… —Suspiró, diablos, ese suspiro hacía que se me removiera todo.— hemos estado comprometidos durante años. Bueno, comprometidos no, pero nuestros padres habían acordado un matrimonio entre nosotros, debo admitir que cuando te conocí me pareciste una niña caprichosa y horrible por dentro. Hoy sé que no es así, y que sí estoy dispuesto a compartir contigo mi vida.

Demonios, al igual que con Roger éste hombre tiene un poder de convencimiento enorme. Aunado que es precioso.

—Atención a todos... —La voz chillona de mi madre combinada con el fuerte tintineo que le hacía a su copa hizo que saliera del trance que tenía al mirar los ojos de Christopher.— Como saben, uno de los principales motivos por los cuales los citamos aquí, queridos familiares y amigos, no fue precisamente por nuestro aniversario de bodas, lo cual igual agradecemos enormemente pues treinta años de matrimonio se dicen fáciles. Ésta noche es para celebrar, Amelie, Christopher, ¿pueden venir un momento por favor? —Christopher tomó mi mano, y nos acercamos al pequeño podio donde mi madre se encontraba parada.— Christopher, supongo que tienes algo que decir…

—Eh, sí. —Él se acercó aún más a mí, me miró a los ojos y carraspeó un poco antes de emitir palabra.— Lo que te dije hace rato fue cierto, eres una mujer con la cual me gustaría descubrir muchas cosas, a pesar de que eres muy hermosa eres muy interesante. Señor y señora Smith, si ustedes me lo permiten, quisiera pedir la mano en matrimonio de su hija. —Mi madre pegó un grito de emoción, que a decir verdad pienso que estuvo de más, ella mejor que nadie sabía que mi matrimonio con Christopher Miller sería por conveniencia y que era meramente negocio. Me limité a poner los ojos en blanco y sonreír fingidamente.

—Sabes que por mi parte estoy más que encantada. —Mi madre contestó.

—Tienes mi aprobación hijo…

Mi padre apretó los hombros de Christopher, claro, estaban cerrando el trato. Bueno, estaba casi cerrado, faltaba mi consentimiento. Los padres de Christopher, él y mis padres voltearon a verme expectantes a mi respuesta. Me sentía como colibrí enjaulado, mis pupilas bailaban mientras toda la gente me miraba impaciente, de repente, mi mirada se dirigió a tres metros de distancia.
Ahí estaba Jeremy parado junto a Susan, y si no miraba mal, sus hermosos ojos avellana estaban llenos de lágrimas, su pecho se agitaba mientras divisaba a lo lejos lo que para él, —y para mí— era un momento sumamente incómodo. Simplemente me miró desconcertado y se fue del lugar. No quise ser formal en mi respuesta, porque sé lo mucho que Amelie ama a Jeremy, y sé lo mucho que yo amo a Roger y que si no era ciento setenta años después, tal vez en ésta vida funcionaba.

Asentí y me excusé.

Había un tumulto de gente, trataba de evadir las felicitaciones y me apartaba apresurando el paso, y aunque lo ampón de mi vestido era incómodo, no me detuve. Salí al jardín, y había por lo menos una docena de gente, lords y lady’s.  Me fui al patio trasero y no había nadie…

—Los establos. —Susurré para mí misma. Me dirigí ahí, sabía que le debía una explicación a Jeremy, y lo vi, sollozando mientras cepillaba a Lucas.— Hola. —Me acerqué a él y me dirigió una sonrisa forzada.

—Felicitaciones por tu compromiso. —Volteó a mirarme fijamente. Su mirada era tajante y fría, y aunque estaba decepcionado, pude notar el gran amor con el que me miraba.

—Pensé que ya sabías…

—Yo no sabía nada. Había escuchado rumores, de que tenías a alguien más, pero jamás lo creí.

—Yo no estaba con él estando contigo. Es un matrimonio por conveniencia. Por lo que me enseñaron en el colegio en las clases de historia, esto se estila en éste tiempo.

—¿Qué dijiste? ¿Colegio? ¿Clases de historia? —Maldije por dentro, ¿en qué estaba pensando?

—Te ruego que no me hagas mucho caso, pero estamos en una época donde la gente no se casa por amor. Y si me voy a casar es porque mi padre está hasta el cuello en deudas. Los Miller nos van a ayudar.

—Los Miller no son lo que aparentan, Amelie.

—¿Y tú cómo sabes?

—Sólo lo sé y ya.

—No me fio de esa respuesta, Jeremy. Tengo que ayudar a mi padre a salir de las deudas.

—No lo hagas por favor. Te lo suplico. —Jeremy se acercó a mí tomándome las manos.

—¿Por qué no?

—Estarás en peligro mi amor, lo sé… 

—¿Acaso los conoces? ¿Te das cuenta de la gravedad de tus palabras?

—Mandaron matar a mi padre.

La sangre se me heló y mi corazón por un segundo dejó de latir. Llevé mis manos a mi boca y jamás en la vida había visto el semblante de alguien tan angustiado, como lo estaba Jeremy en ese preciso momento.

—¿Qué dijiste?

—Lo que escuchaste. No estás a salvo con ellos, son leones disfrazados de ovejas, mi amor, yo sé exactamente lo que te digo.

—Explícate por favor, Jeremy, porque lo que estás diciendo es una acusación muy fuerte.

—No estoy acusando a nadie, Amelie, lo que digo es verdad. Y si es por el dinero que estás con él debí suponer que si estabas conmigo era por pura curiosidad, porque es obvio que yo jamás podría ofrecerte, no a corto plazo, lo que Christopher te ofrece a ti.

—¿Insinúas algo?

—Lo único que digo es que las doncellas de tu clase no suelen enamorarse de sus peones, y yo fui un idiota al pensar que tú llegaste a sentir algo por mí.

—¿Y tú cómo sabes lo que siento? ¿Acaso estás sumido en mi corazón o algo parecido?

—No hubieras aceptado casarte con él si me amaras, aún así habiendo deudas en tu familia. Te asustaste cuando te dije que hablaría con tu padre… Y te entiendo, estás muy acostumbrada a tu vida de privilegios y comodidades. No me opondré, pero tampoco dejaré de luchar por tu amor.

Lo que Jeremy no sabía era que esto ya estaba escrito, y si bien yo estoy viviendo éste preciso momento, es porque estoy consciente de que es una regresión.

No soy una viajera en el tiempo, por lo tanto no puedo cambiar el curso de las cosas, aunque quisiera.

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Dani. 💋

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