10. Un deseo

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Hailey

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Hailey

—¿Estás bien abrigado?

—Sí —respondió Tommy.

Lucy y Thomas llegaron al jardín trasero de su casa y en sus manos cada uno traía algo, al tomar asiento sobre la enorme sábana, noté que ella tenia un pastel de chocolate y él los platos con cubiertos para repartir.

Faltaban diez minutos para la media noche y cantarme feliz cumpleaños bajo las estrellas era algo que se había hecho desde hace ya un par de años. Específicamente cuando Tommy tenía 4 años y había descubierto el poder de las estrellas fugaces. No recordaba muy bien cómo fue que descubrió aquel mito que dice que si pides un deseo a una estrella fugaz ella te concederá lo que quieras, así que él sugirió que cada cumpleaños busquemos una estrella fugaz y bueno, aquí seguimos.

No creo en esos mitos y sé que ahora que está grande Tommy tampoco lo hace ya que es más realista, pero, aun así, es una tradición que ninguno quiere dejar de hacer.

Bella llegó a los pocos minutos con su cámara polaroid y un pequeño regalo.

—Oye, nerd ¿cómo está el cielo? —indagó Bella y se sentó sobre la sábana.

Tommy dejó de mirar por su telescopio y bajó la mirada para observarla.

—Ya he visto más de cinco estrellas fugaces —dijo.

—¿Pediste algún deseo? —pregunté con una sonrisa.

—No, no es mi cumpleaños —respondió y tomó asiento a mi lado.

—Un minuto para la media noche —avisó Thomas al mirar su celular.

—No puede ser, la pequeña adolescente que conocí hace 10 años, estará a punto de ser una mujer de 25 años, como pasa el tiempo —soltó Lucy y estiró su mano para tomar la mía.

—Pensar que una estudiante callada y apartada de la población estudiantil, con una enorme pasión por los libros, se convertiría en mi mejor amiga me llena de mucha nostalgia —dijo Thomas—. Aun recuerdo cuando acudías a mí todos los días en los almuerzos para no comer sola y conversar.

—Yo también lo recuerdo —le dije—. Gracias por no rechazar el estar conmigo, Thomas.

Él sonrió y bajó la mirada a su celular.

—Feliz cumpleaños, Hailey —susurró.

—Feliz cumpleaños, querida —prosiguió a decir Lucy.

No tuve oportunidad de agradecer ya que Bella sonó una corneta de papel en mi oído que no tenía ni idea de dónde sacó y me eché a reír.

—¡Feliz cumpleaños! —exclamó Bella y me abrazó.

—Ay, gracias —me reí ya que me había tumbado de espaldas contra la sábana.

Ella es alcohol - Él es dolor [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora