08. No soy tu amiga

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Hailey

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Hailey

Observé la pantalla de mi laptop con el formulario de inscripción al programa, pero mis dedos no querían comenzar a teclear los datos.

¡CUPOS LIMITADOS!

Decía en letras grandes y rojas arriba del formulario. Bajé la pantalla y negué. Vi las fotos de Tommy en la pared de la izquierda y la culpabilidad me invadió de inmediato.

Levanté la pantalla y el formulario apareció nuevamente.

—Hailey Winter —susurré mientras tecleaba mi nombre de forma rápida.

Siento que me quedé sin aire.

Tocaron tres veces el cristal en la puerta y di un brinco en mi silla. Solo era Josh, bajé la pantalla de laptop y le hice una seña para que entrara a la oficina.

Abrí uno de los cajones de mi escritorio y saqué el contrato de tres meses que me entregaron esta mañana en recursos humanos para que el chico empezara.

—Buenas tardes, Hailey —saludó con una sonrisa.

—Buenas tardes, Josh —respondí con una sonrisa y dejé las páginas del contrato frente a mí—. Toma asiento —pedí y así hizo de inmediato—. De acuerdo, aquí está todo lo que necesitas y aquí —saqué otras páginas—, la información que yo necesito.

—Bien —dijo tomando una postura más seria.

—Te daré unos minutos para que leas todo —avise antes de levantar la pantalla de la laptop viendo nuevamente el maldito formulario.

—Gracias —susurró.

Asentí sin prestarle mucha atención y fui a la siguiente pregunta.

¿Año de nacimiento? Escribí 1995, un número por minuto.

El teléfono comenzó a sonar, me asusté ante el sonido y bajé rápidamente la pantalla de la laptop. Note que Josh miró mi acción y sonrió de lado.

Reconocí el número en el identificador, era mi padre, levanté el teléfono y hablé.

—Hola, papá.

—Hola, Hailey —respondió, serio—. Solo era para recordarte que mañana tu madre y yo estaremos llegando a la ciudad por tu cumpleaños. Te enviamos un correo hace unas semanas, pero nunca respondiste, ¿te quedarás con nosotros en el Winter Plaza que está cerca de la editorial o pasamos por ti a la hora del desayuno el sábado?

—Pasen por mí.

—Perfecto, eso sería todo —dijo y sin darme tiempo de despedirme cerró la llamada.

Rodé los ojos y puse el teléfono en su lugar.

Ten un buen día tú también —susurré.

—Todo está lleno, Hailey —Josh me extendió las páginas—. Me costó recordar mi seguro médico, pero ya todo está listo.

Ella es alcohol - Él es dolor [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora