15. Atrapados

1.6K 202 13
                                    

Hailey

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Hailey

Crucé las puertas de la editorial y terminé chocando con la espalda de alguien por ir mirando mi celular.

—Lo siento —me disculpé y al subir la mirada noté que había tropezado con Josh.

—Descuide, señorita Winter —dijo con una pequeña sonrisa.

¡Sabía que sería incómodo!

Trataba de no mostrarme nerviosa ante su presencia y por una extraña razón él parecía que también deseaba mantenerse calmado.

Anoche cuando la última persona habló, una chica llamada Casino quien prácticamente contó su adicción por las máquinas de estos lugares y los juegos de azar, yo tomé mi bolso y mi abrigo, y prácticamente salí corriendo de ese lugar como alma que llevaba el viento.

—Buenos días, Josh.

—Buenos días —respondió y de inmediato me extendió el vaso de té—. Aquí tiene.

—Oh, si —lo acepté—. Gracias.

Para romper con este momento de incomodidad proseguí a caminar para terminar de cruzar la recepción.

—¡Buenos días, señorita Winter! —saludó Lorena al pasar junto a ella—. ¡Buenos días, Josh!

—Buenos días, Lorena —dijimos a la misma vez y nos paramos frente al elevador, Josh presionó el botón para que las puertas se abrieran y cuando lo hicieron nos adentramos al reducido espacio solo nosotros dos.

Mientras las puertas se cierran doy mi primer sorbo del té y Josh presiona el botón número 4. Comenzamos a subir, las luces a parpadear, nos miramos asustados y el elevador frenó en seco de forma brusca.

—Oh no —susurró Josh y escuché como soltó una pequeña maldición por lo bajo.

¡Maldita sea, es martes y es primera hora!

—No me digas que subimos al elevador que iban a reparar hoy —dije viéndolo asustada.

Las luces dejaron de pelear por mantenerse encendidas y se apagaron dejándonos casi en total oscuridad.

—Me temo que sí —respondió y se pegó a las puertas tocando el metal.

—Pero —fruncí el ceño—, no se quedará atascado todo el día, ¿o sí? —la desesperación me comenzó a invadir—. Josh, tengo cosas que hacer... —miré las cuatro paredes de metal que nos rodean—. ¿Acaso el espacio se está reduciendo?

Josh giró a verme.

—Señorita Winter, ¿acaso es claustrofóbica?

—¿Qué? No —bufé, pero de inmediato vi las paredes nuevamente—. ¡Tú eres el claustrofóbico! Yo estoy perfectamente bien —me reí y llevé el vaso de cartón a mis labios para beber del té y tratar de calmarme.

Ella es alcohol - Él es dolor [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora