ESTE ES mi primer fanfic, espero que lo disfruten mucho. No prometo que es una obra de arte pero tiene mucho valor sentimental para mí.♡
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Estaba desorientado en los pasillos de la nueva institución a la que había sido transferido de manera inesperada, sumergido en el caos de una mudanza repentina a una ciudad nueva, dejando amigos y conocidos en el pasado, como si ya no fueran dignos de interés.
Esa era mi situación.
Pero se preguntarán, ¿por qué el repentino cambio? No era una pregunta fácil de responder. Hace apenas un tiempo, un accidente devastador destrozó mi alma y se llevó a la mayoría de mi familia, dejándome solo con una hermana menor. Hace una semana, un tío del que no tenía conocimiento alguno apareció y tomó la custodia de nosotros por derecho legal, siendo él el único pariente vivo, el hermano de mi padre. Pero, ¿por qué nunca supimos de su existencia? Aunque debo admitir que es mejor que los hogares temporales en los que nos alojaron estos últimos dos meses.
Me sentía perdido, las clases debían empezar en cuestión de minutos, pero no tenía idea de dónde quedaba mi aula. El pasillo estaba repleto de estudiantes y profesores y yo no tenía ni idea de a dónde dirigirme.
¿A dónde podría ir?
A diferencia mía, mi hermana menor se había adaptado rápidamente en su nueva escuela, pero ella había asistido tres días, mientras que yo apenas estaba comenzando.
Inseguro, caminaba nervioso y, como si la "suerte" me persiguiera a todas partes, terminé chocando fuertemente contra un muchacho, haciendo que los libros ajenos cayeran al suelo de cerámica.
—Ten más cuidado—me reprendió en un tono neutro. Una corriente eléctrica recorrió mi cuerpo al saber que había arruinado algo. Tragué saliva y miré su rostro, se veía realmente incómodo.
—L-lo lamento—tragué saliva nerviosamente, porque su mirada se intensificaba, haciéndome sentir como una molestia.
Este tipo me asusta...
Vaya, la estoy regando hasta el fondo, ¿no?
—¿Qué crees que haces? Estar distraído en los pasillos podría causar un accidente más serio, pon más atención—regañó. Las miradas de los demás alumnos se posaron en nosotros, sin comprender por qué nos miraban. El muchacho no había alzado la voz, al menos no lo suficiente para llamar la atención o crear un escándalo, ¿por qué todos lo miraban?
De repente, unas manos tomaron mis hombros por detrás y el responsable, un chico rubio que sonreía forzadamente pero temblaba de miedo, apareció en escena.
