La vida para Tanjirou se sentía muy pesada con el pasar de los días, tal vez debía hacerle caso a Giyuu, y dejar de reprimir sus sentimientos. El dolor que sentía cada vez era más constante porque había perdido tanto en tan poco tiempo y sinceramente era una agonía tener que asimilar ese tipo de cosas. Se siente tan culpable por todo lo que pasó ya que su familia sufrió tanto y él sobrevivió, no se quedó con ellos hasta el final.
Era una desgracia, se sentía como una desgracia.
Podía sonreír y hacer que todos creyeran que lo demás estaba bien, pero sinceramente de a poco se iba quedando sin fuerzas para seguir con su pequeño teatro. Inosuke a veces le preguntaba por su estado de ánimo, lo que verdaderamente era una alarma para él joven pelirojo, debido a que si Inosuke estaba preocupado es porque de verdad comienza a fallar en su papel de hacer que todo esté en orden. Calificar sus sentimientos sería muy bajo, primero debe preocuparse por los de su hermana y después por los de las personas que más le importan en este mundo. Sus prioridades van más allá que su estado físico y mental, nada le haría cambiar de opinión ante las diversas opciones de pedir ayuda que se le dan, porque kamado es terco, es demasiado terco, y tal vez eso lo está llevando a su perdición.
Trata de dejar aquellos pensamientos de lado para concentrarse en el labor que se le ha ordenado cumplir, y era ordeñar a aquella vaca que de nombre le había colocado "Beatriz". Cuando llegó hasta el granero, se dió cuenta que su tío estaba allí acariciando la cabeza de dicho animal con una gracia increíble, tan delicado como si se tratara de un perro mascota.
-¿Señor Urokodaki?-preguntó, mirando como él hombre desvía su mirada del animal para mirarlo ahora a él-. Buenos días, no lo ví en la casa está mañana-informó sonriente, acercándose hasta su tío y beatriz.
-Decidí venir a ver con mis propios ojos la vieja va--se auto interrumpe para soltar una ligera risa-. Beatriz-Tanjirou ahora se siente feliz, ya que su nombre para el animal había sido aceptado-. Es una vaca de la buena suerte, ha vivido mucho tiempo en esta colina junto a mi.
Eso explica el aparente cariño que le tiene.
-Lo comprendo muy bien-comenta, también acariciando la cabeza de la vaca.
