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Miércoles, 03:05 A.m.
Levantarse por la madrugada ya era bastante común, más de las veces que desearía. Sabe que algo no está bien en su vida, lo ha sabido desde hace mucho tiempo atrás, pero las personas generalmente desean olvidar sus problemas, tratar de distraerse, al final esas cosas jamás resultan.
El reloj digital marca las tres de la mañana, probablemente sea la única persona despierta durante la madrugada en la cabaña, pues duda mucho que Giyuu, Nezuko o su tío padezcan de problemas por insomnio. Le duele la cabeza, su garganta está completamente seca, arde mucho, siente las ganas de toser y la punzada en la sien comienza a desesperarle.
Se levanta de la cama porque la fatiga es verdaderamente insoportable, desea llorar, siente un nudo en la garganta que no le deja hablar. Entonces camina hasta el baño de su habitación, enciende el foco y lo primero que enfoca es su reflejo sobre el espejo, sus ojeras no han desapercibido en lo absoluto, se ve mal.
Abre la llave del lavamanos empapando sus manos con el agua que se dispara a una presión para nada fuerte, humedece su rostro y suspira, las ganas de vomitar no faltan en toda la desastrosa situación. Cierra la llave, se desliza por lo pared hasta sentarse sobre el suelo y abraza sus piernas, además de sentirse como una mierda tiene frío, mucho frío, su cuerpo tiembla y tiembla.
Es como si cada parte de su ser ya no tuviera nada de su antigua calidez, esa persona que llegó a la casa del señor Urokodaki hace meses va desapareciendo, destruyéndose cada vez más, nadie parece darse cuenta de esa pequeña parte, porque la prioridad es su salud, aunque sabe que Giyuu es una persona atenta no quiere depender de él, no quería preocuparlo más de lo debido. Giyuu también es un adolescente, merece vivir despreocupado y sin ataduras que lo obliguen a quedarse en un sitio.
¿Su noviazgo no fue una equivocación?
Porque mierda, lo ama, lo ama como a ninguna persona, lo ama con cada parte de su alma, pero, ¿él no se aburrirá de la misma situación?
Una en la que su novio no es más que una carga, una estúpida carga.
Tanjirou piensa eso de si mismo.
Un par de lágrimas ya se encuentran rodando por sus mejillas y no se da cuenta de ese detalle hasta que el par de gotas caen sobre sus manos, se toca la mejilla incrédulo y cubre sus labios con sus manos, evitando que sus sollozos se escuchen más allá del baño.
El ambiente es agotador, en verdad hay veces en las que desea morir.
Esta es una de esas veces.
Desesperadamente rasguña su muñeca izquierda con bastante fuerza, le duele mucho, arde como un infierno pero una parte de él lo acepta porque insiste en que se merece cada pizca de dolor.
