Capítulo 3

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Capítulo III

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"Un destino trazado
no se puede cambiar.

Cuando dos Almas gemelas
se unen, nadie las puede separar...
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Llevaba aquí sentado largos minutos, normalmente era una persona bastante puntual, aunque sin exagerar demasiado, pero hoy eso había sido diferente, quería estar aquí cuando ella llegara y saber si verla nuevamente me producía aquella misma extraña sensación del día anterior cuando me invitó a tomar un café.

No era la invitación la que había captado mi atención, invitaciones he recibido muchas y de todos los tipos, tendencias y lugares que podía imaginar. Sin embargo ella me había dicho su nombre: Juliette, y había tronado en mi interior con tanta fuerza que me sobrecogió. Supongo que los nombres suenan en las voces como melodías y aunque no fuese la única Juliette sobre la faz de la tierra, ella fue la que llegó.

Recuerdo que la miré fijamente, pero ahora no podía recordar ni el color de sus ojos. No entendía bien que era lo que me sucedía, llevaba algo así como veinticuatro horas ausente de mí mismo. Hasta Gustav lo había notado, que él simplemente vivía para su batería y las callosidades de sus manos, me sonreí, siempre lo molestábamos con eso y la novia que se había echado.

"Tendrás que ponerte guantes para acariciarla" Solía decirle Tom. Y luego agregaba "Si no le gustan tus manos, siempre le puedes decir dónde encontrarme"

Seguía mirando por la ventana, era una ventaja que tuviera vidrios polarizados, de esa manera evitaba fotografías incómodas. Me encogí de hombros, no es que me importara en realidad que me tomaran fotos, normalmente me daba igual, pero hoy era diferente, hoy quería conservar un mínimo de privacidad en mi vida. Suspiré, parecía como si ella, por un mínimo instante, hubiese tocado un punto oculto en mi interior, una carencia que yo mismo había arrinconado, hasta casi olvidar que existía.

Amor.

No podía quejarme, estaba rodeado de él, lo sabía y me sentía pleno y agradecido con ello. Contaba con el amor de los fans, que aunque fuese distante y efímero en ocasiones, era una nube constante a mí alrededor. Estaba también mi madre, los chicos y Tom con quien compartía una relación alucinante, él era, de alguna manera, yo. Confiaba en él como en mí mismo y más. Pero había algo, ese pequeño gran rincón que había tocado Juliette, creando una inquietud que aún no podía calmar. Parecía un vacío demasiado hondo. Así que la llamé.

Bueno, eso luego que según Gerard ella cortara la llamada que había hecho.

—¡Se te olvidó burlarte de algo más! —respondió y me quedé por un momento en silencio evaluando la posibilidad de haber marcado mal.

—Creo que me equivoqué de número —dije, dispuesto a colgar y volver a llamar.

—¿Bill? —escuché la voz de la chica, apenas en un susurro, contrastando fuertemente con la voz que me había reñido hacía un instante.

—¿Juliette?—pregunté, para cerciorarme.

Me sentía muy tenso con todo esto, pero siempre había sido de combatir la incertidumbre con acciones, si tenía un problema era mejor enfrentarlo y eso estaba haciendo.

—Sí, soy Juliette —me respondió.

Y nuevamente la angustia toco mi interior, como si fuese una voz que me hablaba desde una distancia más allá de la física.

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"Nuestras almas existen, en una corriente de amor energético. Nunca nos separamos realmente de nuestros seres queridos"

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