La oscuridad nunca fue un hogar, más yo pasé gran parte de mi vida allí. Mi misión siempre fue la misma, simplemente era El.
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Mi vida no era perfecta, más sin embargo, no era real y mucho menos era un caos. ¿Lo curioso? Todo empezó la noche que...
A una hora de viaje pase por un banco y luego de algunas horas pude retirar mi dinero, compre comida en un McDonald y llene de gasolina la camioneta, por último compre un celular no muy costoso y desde hace horas he estado llamando a casa sin obtener alguna respuesta, cosa que me preocupa.
Ahora se que he recorrido gran parte de mi viaje e incluso pronto amanecerá y gracias a el GPS del celular se que solo falta una hora para llegar a casa, solo espero que las chicas estén bien para luego dormir un poco.
¿Que les diré?
Ni siquiera yo tengo la menor idea de lo que voy a decirles, son dos meses fuera y no creo que decir que un clan de personas sobrenaturales me secuestro y entreno para unirme a ellos y que al final los deje, sea lo mejor, definitivamente no.
Vuelvo a llamar al número de Carina sin éxito alguno, continuo con el número de Lynn y sigo sin tener respuesta; por último llamo a la casa y me recibe el triste contestador, tiro el teléfono en el asiento y simplemente me dedico a conducir, quizás solamente son paranoias mías y ellas están realmente bien.
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"Se vende esta propiedad"
—¿Pero que mierda? —Bajo del carro, cierro la puerta y camino hasta el letrero colocado en frente de nuestra casa.
"Si esta interesado en la propiedad por favor llame al siguiente número..."
No conozco el número, no conozco la empresa de venta que mencionan aquí y definitivamente no entiendo por que mi casa dice se vende. Quito el letrero y toco la puerta esperando que alguien abra pero no recibo respuesta.
Bueno, la llave de emergencia siempre esta debajo de la matera. Me agacho para tomarla y una vez la encuentro abro la casa.
—¿Hola? —Grito y al no escuchar respuesta me alarmo realmente. —¡¿Lynn?! ¡CARINA! —Recorro todo el piso de abajo, cruzo la sala, la cocina, el comedor, los baños, el garaje sin encontrar nada; subo al segundo piso y abro todas las puertas y no hay nada. Abro la puerta de Carina y me agarro del pomo, no hay absolutamente nada, ni su cama, ni la cuna del bebe.
Me siento en el piso y otra vez marco el número de mi hermana.
¿Donde demonios estas, joder? Su celular me envía al contestador, de nuevo.
—Carina, te juro que si me estas haciendo esto solo por joderme estarás en serios problemas señorita, llámame cuando escuches este mensaje, por favor. —Cierro el celular y vuelvo a tirarlo lejos.
Escucho un ruido en la cocina y me levanto deprisa bajando las escaleras para llegar, cuando entro la decepción me golpea al ver a una de las vecinas de toda la vida con algunas hojas y cinta en sus manos.
Momento... ¿Como entro?
—Hola. —Saludo.
—¡Ay Jesús! —Ella grita y salta del susto con su mano en el corazón, yo alzo mis manos en señal de paz y le doy una sonrisa amable.
