Capitulo 31 ~•~ Deseo.

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POV Christopher.

Dos semanas después...

Noviembre llego con todo y su triste nieve anunciando el fin del año y futuro nacimiento de mi sobrina cosa que me tiene muy nervioso sin poder ir a verlas. Hace una semana volvimos de Alemania, dejamos a la Nayade en su hogar y Aria entrego la bebe Makenna a la manada de Azura, quien prometió cuidarla y guardar el secreto hasta la tumba. Las últimas misiones las hemos hecho en tríos pues no son muy complicadas, cuidar fronteras de lycans, ayudar con desaparecidos y perseguir a muchas hembras lycans que dejaron su manada para pasar el calor, en fin... Toda una semana. 

Mis heridas están curadas y la cicatriz no es nada del otro mundo. 

Aria no ha hablado mucho conmigo desde que volvimos y entregamos la bebe, de hecho... No ha hablado mucho con nadie, cuando terminamos las misiones y volvemos después de reclamar el dinero ella simplemente sube a su torre y desaparece, ni siquiera viene a comer con los miembros y a eso agreguemos el hecho de que estoy muy seguro de que me evita. En las misiones me empareja con cualquiera menos con ella y supongo que será por lo sucedido en el bosque anteriormente, no lo se. 

Escuche el timbre del castillo y solté las pesas para ir y abrir, Sheir esta en su laboratorio, Aria en la torre, Lion en la Armería y el resto se fueron a surtir por lo que yo estoy mas cerca. 

Abro la puerta y un mensajero del Concejo me recibe con su máscara color blanco.

—Una citación para Aria, los Ancianos solicitan su presencia, dos de ustedes pueden venir. 

—¿Y tu eres...?

—Que te importa, esperaré afuera, dile a tu líder que no se tarde. 

No pude evitar cerrarle la puerta en la cara, ¿A ese imbécil que demonios le ocurre?

Tome el camino a la torre de Aria luego de avisarle a Lion para que nos esperara afuera, supongo que lo mejor es que nosotros la acompañemos. Toque a su puerta sin obtener ninguna respuesta así que entre, un olor dulce me golpeo en la cara como una pared y retrocedí unos pasos, la reacción de mi cuerpo fue instantánea, se me erizaron los pelos y se me paro el pene en un minuto.

¿Qué demonios? 

—¿Que haces aquí? ¡Vete! —La encontré en una esquina del cuarto abrazando un montón de cobijas y en cunclillas.

Su estado me preocupa así que me acerque.

—¿Estas bien? —Me arrodille a su lado y toque su hombro, pero el olor que desprende y su calor corporal me hicieron apartar al igual que ella. 

—¡No me toques, no me toques! —Empezó a hiperventilar y aun en la oscuridad puedo ver sus ojos morados brillando. Sus jadeos solo empeoran al igual que la presión sobre las cobijas. —Dejame...

Su reacción empeora la mía, ella huele jodidamente delicioso, ahora las ganas de tocarla son fuertes, me muero por saber de donde emana su olor. 

Sin poder ni querer evitarlo me acerco a ella mucho mas y con una mano en su cuello y la otra en una de sus piernas me acerco a su cuello e inhalo... De aquí es mas fuerte el olor. 

Ella intenta apartarme poniendo sus manos en mi pecho y gruño fuerte, dejo besos en su cuello hasta llegar debajo de su oreja y morder su lóbulo. 

—Duele... —Ella gime y me da mas espacio para besar su cuello. Tomo su cintura con mi mano y con su ayuda se monta en una de mis piernas. 

—¿Que duele? 

Aria no me responde, solo frota su centro contra mi pierna con necesidad y se agarra a mi cuello mientras yo la pego mas a mi. 

Protegerte (PTG)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora