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Los días pasaban. Sofía se concentraba en su trabajo durante el día y en divertirse con los chicos en los ratos libres. Comía cuanto ellos le pedían pero, en ocaciones, sus viejos hábitos regresaban y ella no podía evitarlo. Todo parecía estar mejor, o al menos es lo que dejaba ver.

-Zayn.- lo llamó la chica despertándolo.- Se te hace tarde
El chico abrió los ojos lentamente y se levantó, adormecido.
-Hola, linda.
Se levantó y fue a vestirse. La chica salió del lugar y fue a buscar su lugar de trabajo. Quería tener un minuto para ella, pero sabía que, de ser así, lo arruinaría todo por completo.
-¿Cómo está mi latina?- preguntó Harry abrazándola por la espalda.
-Bien.- se limitó a decir ella.
-¿Desayunaste?
-Si.- mintió.
Harry le acarició el pelo y le besó la cabeza.
-Nos vemos en el almuerzo. ¿Si?
Ella asintió acariciando las manos de Harry que estaban en su estómago.
-¿Qué voy a hacer cuando todo esto termine?- preguntó ella antes de que se marchara.
Él se quedó en silencio unos segundos.
-Falta mucho para que eso pase.- dijo él.
-Falta una semana, Harry.
-No te preocupes por eso ahora.
Él se fue y ella volvió al trabajo.
A la hora del almuerzo no apareció. Niall fue a buscarla al bus. Cuando la encontró estaba haciendo una pulsera sentada en la cama a la vez que cantaba Gotta be you.
Niall se quedó escuchándola un rato. La canción terminó y ella tomó aire y empezó con otra a la vez que seguía trenzando hilos.

Me encanta besarte en la calle, mirarte a los ojos, que el mundo se pare.
Me encanta saber que no hay nada que pueda pararnos.
Me encanta besarte en los bares, que mire a gente, que piensen, que hablen.
Me encanta saber que no hay nadie que pueda alcanzarnos.

Se detuvo unos segundos y ladeó la cabeza para luego seguir.

Oiras, mentiras que diran, aquellos que jamas querran pararse a ver lo que hay en realidad.
Y que mas da, si vienen o si van.

Guardó silencio.

Me encanra tomarte de la mano.
Y juntos, volar por los tejados.

Volvió a repetir el estribillo. Al terminar suspiró y ató la pulsera.
-Te hice una pulsera Nino.- murmuró. - ¿Te acordas que antes hacíamos pulseras? Me dijiste que mamá te había enseñado.
La chica se quedó mirando la pulsera unos segundos y después la ató a su muñeca.
-Sofi, hay que ir a almorzar.- dijo Niall.
-No tengo hambre.- dijo ella sin mirarlo.
-Tenes que comer, princesa.- le dijo él acercándose.
-No soy una princesa.- dijo ella seria. -Jamás lo fui.
Niall le puso una mano en la espalda y ella se recostó dándole la espalda.
-No seas así.- le dijo pero ella no respondió.- Te comportas como si tuvieras dos años. Ya estar grande, tenes 15 años, no podes pretender que porque me des la espalda y me ignores voy a irme.
Él estaba un poco molesto por su actitud.
-Dieciséis.- dijo ella en un susurro.
-¿Qué?- preguntó él desconcertado.
-No tengo quince años. Tengo dieciséis.
-¿Desde cuándo?
-Desde el domingo pasado.
-¿Por qué no nos dijiste?
La chica se encogió de hombros sin voltear.

-¿Dónde está?- preguntó Liam.
-En el bus. El domingo pasado cumplió dieciséis.
-¿Qué?¿Cómo sabes?- preguntó Louis.
-Ella me lo dijo.
Esa noche ella no los buscó después del concierto. Subió una foto de una corona de diamantes "No poseo la perfección de una princesa"
Los chicos la encontraron dormida.
Harry despertó a la madrugada y vio la luz de una de las salas del bus, encendida. Se acercó y vio a Sofía sentada en el piso dando vueltas una navaja entre sus manos.
Ella lloraba.
-Vos hiciste algo que yo nunca pude hacer.- murmuró entre las lágrimas.- Viste las sonrisas de papá, conociste a mamá. Ojalá yo también lo hubiera hecho.
-Latina...- dijo Harry.
Ella cerró el puño alrededor del filo de la navaja y la ocultó bajo su manga. Se secó las lágrimas rápidamente y volteó a verlo.
-Perdón, no quería despertarte.
Él se acercó y le tendió la mano.
-Ya la vi.
Ella suspiró y sacó la mano de debajo del sweter. Abrió los ojos como platos al ver la sangre.
-¿Pero qué...?- masculló antes de abrir la mano. Había presionado demasiado la navaja y se había hecho un gran corte en la palma de la mano.- Mierda.
Le dolió retirar la navaja que Harry tomó rápidamente y luego se arrodilló a su lado.
-No quise...
Empezó pero Harry la hizo callar. La llevó al baño y le lavó y vendó la mano sin siquiera mirarla a los ojos.
Sofía dejaba caer las lágrimas y se mordía el labio ante el dolor.
Volvieron a las camas. Ella no tuvo oportunidad de ir a su cama ya que Harry la acostó en la de él.
-No quería...- murmuró.- Fue sin querer.
-Te creo.- le dijo Harry y la rodeó con su brazo acercándola a él.
-No iba a hacerlo. Me había decidido a no hacerlo.- volvió a decir ella.
-Yo puedo ayudarte.- le dijo él apartándole el pelo del rostro.- Pero tenes que dejarme hacerlo.
Ella subió la vista topándose con su rostro a escasos centímetros.
-Dejame ayudarte.- suplicó él.
En ese instante ella se quedó paralizada. Los labios de Harry se habían posado sobre los de ella. Poco a poco, reaccionó y le siguió el beso.
Al separarse ambos se quedaron en silencio. Él la abrazó con fuerza y ella acomodó su cabeza de tal forma que su respiración chocaba con el pecho desnudo de él.
-Te quiero, Harry.- murmuró.

Aun se puede caer mas bajoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora