Parte 34

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-Eric. Debes saber perfectamente lo que haces. Nadie puede saber que tienes a esa niña.


-Lo sé, Harold. Pero no puedo dejarla, lo juro.

-Si sigues así; terminarás peor de lo que estás. Supera a Amy, ya es cosa del pasado.

-Jamás. Amy no debió morir.

-Eric, tú la mataste.

-Lo sé. Pero fue un arranque impulsivo, y lo lamento tanto. Por eso juré en su nombre buscar a una mujer igual a ella, para cuidarla y amarla, como no pude hacerlo con ella.

-¿Y qué harás cuándo se entere?, ¿qué le dirás?, ¿que mataste a una niña idéntica a ella sólo porque la encontraste hablando con un chico?

-Sabes que las cosas no fueron así. Amy era especial, pero no era la mujer perfecta para mí.- contestó fríamente Eric, secando su sudor de los nervios que tenía.

-Y si Molly falla, ¿harás lo mismo con ella?

-No. Sé que Molly es la última que estará conmigo. Yo... Yo la amo.

-Lo mismo dijiste con Amy, mira lo que pasó.

En ese instante; Eric se levantó furioso de la mesa y la golpeó. No soportó que le recordara su pasado, Eric, miraba a Harold a los ojos, frustrado.

-Cálmate, Eric. Lo lamento. No debí haber dicho eso, pero es que- calló.

-¿Es que, qué?- preguntó dudoso Eric.

-Es que debes devolver a la chica con sus padres. Eso no es vida para ella. No quisiera que terminara muerta, igual que... Bueno, ya sabes.

-No puedo.

-¿Por qué no?

-Porque sus padres... Ellos... Están muertos.

-¡PERO QUÉ MIERDA, ERIC!, ¡¿LOS MATASTE?!

-Hice lo que tenía que hacer. Me reconocieron cuando fui a recojer a Adam y a ella cuando estaban en su casa. No podía correr el riesgo, ¿sabes?

-Y ella... ¿Sabe que los mataste?

-No seas estúpido, Harold. Por supuesto que no. No estaría conmigo si supiera eso.

Hubo un silencio incómodo. Harold miraba su ventana, tratando de evitar ya conversación para que se fuera. No quería saber más.

-John sabe lo que hice- dijo finalmente Eric- y es por eso que estoy aquí. Necesito encontrarlo y eliminarlo.

-Por supuesto que no, Eric. John es mi amigo de la infancia, no podría hacerlo.

-Tú y yo también somos amigos, y compañeros de trabajo. Aquél día, dijiste que me debías una. Y bueno, aquí estoy.

-No, Eric. Primero muerto antes de decirte algo.

-Bien, tú lo pediste, querido amigo.

Eric sacó una pistola de su bolsillo trasero y dio un disparo justo en el centro de la cabeza de Harold.

-Buena vida, amigo mío.

Eric comenzó a buscar en el pantalón de Harold para encontrar su teléfono.
No lo encontró y comenzó a buscar en la sala. Lo encontró en la chimenea y se dio cuenta que estaba bloqueado. Necesitaba una huella digital.
Como si fuera algo muy común; Eric buscó un filoso cuchillo en su cocina, fue con Harold y le rebanó el dedo índice. Lo tomó y desbloqueó el teléfono.

Después de un buen rato de búsqueda; encontró el contacto de John. Mandó un mensaje haciéndose pasar como si fuera Harold.

John, necesito
hablar contigo.
Eric vino.
-17:50.
                           Perfecto, Harold.
                           Veamonos esta
                          noche, a las 9
                       en el café Mountain
                 Ya sabes dónde queda.
                              Visto. 17:59.

-Perfecto- sonrió para sí mismo Eric.
                          

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