Hasta que un día.
Me encontraba sola en mi casa, mis padres decidirían por una loca idea quedarse horas extras y no regresarían hasta el día siguiente.
Como todos los días, decidí acomodarme en mi cama, para darme amor, para darme placer.
Amaba cuando cerraba los ojos y hacía la cabeza para atrás, mientras mis dedos comenzaban a acariciar mis clitorís. La sensación que sentía en mi cuerpo, el calor que hacía que mis deseos fogosos se prendieran cada vez más, y esa voz que me llamaba a gritos: quiero a Eric.
Después de diez minutos llegué al orgasmo; un placer inexplicable.
Un sonido hizo que dejara de gemir y pusiera atención a él.
Se oía como si alguien tocaba la puerta, y sí, tenía razón.Recuerdo perfectamente que me puse un vestido nada más; no llevaba bragas ni mi corpiño.
Me fijé por la mirilla para ver quién era, y mi sorpresa era que: Eric estaba al otro lado de la puerta.
Emocionada, abrí la puerta y rápido comenzábamos a conversar.-Hola, Eric- le di mi mejor sonrisa.
-Hola. Adam me mandó por un trabajo que se le olvidó en tu casa.
-¿En serio? Oh, bueno. ¿Quieres pasar para que me ayudes a buscarlo?
Por supuesto que no había dejado ningún trabajo en mi casa. Mis expectativas eran gigantes.
Entró a mi casa y comenzó a seguirme.
Ahora que recuerdo, se me olvidó ofrecerle por lo menos un vaso con agua, pero la emoción que llevaba era tan grande que ningún pensamiento cabía en mi mente.
Lo llevé a mi habitación y lo invité a pasar.
Él aceptó obviamente.
Comencé a decirle que en mi mochila no había nada ya que había sacado todo de ahí y bueno, bla, bla, bla.
Y, como tremenda muchacha que era, se me ocurrió agacharme para buscar debajo de mi casa, tremenda situación que pasó después.
Cuando me agaché, sentí cómo alguien ponía su brazo alrededor de mi cintura y comenzaba a besar mi cuello. Volteé sorprendida, jamás pensé que iba a llegar a tanto, quería provocarlo, sí, pero no pensé que lo haría.
Al voltear, Eric comenzó a besarme, como alma que lleva el diablo, comencé a calentarme. Se dio cuenta en cómo me movía y lo tocaba. Pero es que no podía resistirme a tomar el arte que tenía en frente.
Cuando me quedé sin respiración, me alejé de él y lo miré. Él sólo sonrió y me dijo "Disfrútalo. No te diré que calles porque sé que gritarás hasta que te canses".
Me entró la risa tonta pero tomé confianza. Estaba segura de que lo deseaba y en verdad quería que entrara en mí.
Comenzó a desnudarme lo más rápido posible mientras me besaba todo el cuerpo. Hasta que llegó a mi vulva. La sensación de sentir su lengua recorrer mis labios y mi clitorís, se asemejaba al masturbarme. Una completa delicia.
Después de un rato y de haberme corrido en su boca. Era mi turno; me senté en mi cama, esperando recibir mi bocado.
Mirándome, comenzó a sacarse el pene y puso mi mano para que lo agarrara. La puntilla estaba rosada y un poco húmeda, era un pene agradable, aún sigue siéndolo. No era tan largo pero sí ancho, y me encantó.Cuando lo metió en mi boca, comencé a metérmelo y a sacarlo sin chupar ni nada. No lo estaba disfrutando, pero me tuvo paciencia y me enseñó el cómo debo complacerlo. Y se lo agradezco mucho.
Cuando por fin pude acostumbrarme, logré que se corriera en mi boca. Debo admitir que hice cara de asco, jamás había probado el semen, y no era una sensación dulce. Era más bien, viscoso y salado.
Cuando logré tragármelo, me tiró en la cama rudamente y me abrió las piernas.
Pensé que me iba a penetrar, ya saben, con su pene, pero no lo hizo; sólo metió un dedo en mi vagina y lo movió. Me dolió, un poco. Y me quejaba, pero pasaba el tiempo y lo disfruté, mucho, mucho. Quería más y más, mi sed era abundante y él sólo se limitaba a mover su dedo que estaba dentro de mí. Hasta que lo sacó. Se vistió y se fue. Dejándome caliente, sola y confundida.

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Daddy's Girl
Novela JuvenilMolly cree en Eric, y piensa que es el amor de su vida y él la cuidará por siempre. Eric cree que Molly es suya y estará con él pese a todo, y a todos. ¿Quién tendrá la razón?