Capítulo 10.

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Sábado por la mañana.
Eric me despertó temprano y me comentó que debíamos ir al súper a comprar comida para toda nuestra semana.
En el camino me estuvo diciendo que se quedaría a vivir a mi casa, me cuidaría y se haría cargo de mí. Pero que obviamente no lo hacía sólo porque sí. Quería algo a cambio. Y sí, me lo dijo tal cuál.
La única condición que me pidió, fue que, sea su novia. Y no aceptaba un no por respuesta, ni una relación abierta, él sólo me quería para él, y nada más.
Encantada acepté, me parecía lindo el pensar en nuestra diferencia de edad, era algo tierno y excitante.

Cuando terminamos las compras, en frente del súper, había una sex shop, me dijo que esperara afuera mientras él hacía unas compras. Lo hice, lo esperé.
Después de unos diez minutos salió, sonriendo como siempre e hizo que subiera al auto, y nos fuimos a casa.

Llegamos... Todo estaba limpio y me encantaba.
Fui a mi habitación mientras miraba cómo Eric me seguía. Cuando por fin me encontraba dentro, él cerró la puerta con fuerza; me cargó mientras me besaba rudamente. Bajo por mi cuello y siguió besando.
Me acostó en mi cama, eso sí, con delicadeza. Se acostó encima de mí y siguió besándome mientras se meneaba para arriba y para abajo. Qué excitante.
Cuando nos quedamos sin aire, me miró a los ojos y siguió haciendo lo suyo; ahora me estaba quitando la blusa y el pantalón, mientras yo le quitaba su camisa y el pantalón. Finalmente quedamos en ropa interior. Reí porque estaba nerviosa, y él me siguió la corriente.
Se paró y se fue a sentar a una esquina de la cama. Con la mano me hizo una señal de que fuera, y yo encantada fui con él.
Me sentó en sus piernas, abrió las mías un poco y metió su mano en mis bragas. Quería masturbarme pero la posición era muy incómoda y al final no lo hizo.
Después de un rato, de besos y caricias.
Me acostó, se puso arriba de mí, abrió mis piernas nuevamente, me besó y se bajó la ropa interior, lo mismo hizo conmigo.
¿Debí decirle en ese momento que era virgen para que se preparara? Nah, se me pasó.
Se puso lo más cómodo posible, se tomó su pene y lo puso en mi entrada. Me besó una vez más y lo metió con fuerza. Para su sorpresa sólo entró la glande y ahí fue cuando descubrió que era virgen, me miró desconcertado y yo tenía la cara rojísima tratando de ocultar mi vergüenza y mi dolor. El sólo me sonrió y dijo "tal vez lo hubieras dicho antes, así no te hubiera lastimado".
Pasaron cinco intentos desde la primera vez. Hasta que cambiamos de posición; ahora él estaba sentado y yo estaba sentada encima de él. Lo abracé, mientras él ponía su pene nuevamente en mi entrada. Cuando ya estaba todo listo, me abrazó, con ayuda de su pelvis, metió todo su pene dentro de mí. Sentía que moría, mis gemidos eran dolorosos y se podía notar. Eric rápidamente se recostó aún estando dentro de mí. Comenzó a mover su cadera, y su pene se movía en círculos dentro de mí.
Las lágrimas de dolor estaban a punto de brotar, hasta que sacó su pene.
Me miró sonriente y se fue a duchar. Nuevamente me había dejado confundida.

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