8. Un si y soy feliz.

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Los siguientes cuatro días habían sido lo más pacífico para Carrie, esperaba tensión al estar alrededor del rubio, pero con cada segundo podía sentir como este parwcia bajar sus obstinadas barreras a su compañia.

Incluso comentaba cualquier estúpido dato con ella. Astronomía, cocina, arte, historia. Cualquier cosa que llegará a su cabeza en ese momento la dejaba salir para deleite de la castaña. Incluso luciendo maravillado cuando está le entendia y daba su opinión al mini tema.

Ese quinto día en específico, ambos estaban en el gran salón de lectura y cómputo buscando más diseños para la maqueta. Albert había descubierto lo talentosa que la chica era dibujando. Incluso conciente de que esta siempre cargaba una libreta especial, más de una vez mordió su lengua tratando de no pedirle que le enseñará más.

—Podríamos usar una pequeña ayuda de mi tío Erick en esto—murmuro ella, muy sería viendo el pequeño gif en la pantalla, sus dedos moviéndose sobre la libreta al hacer el boceto—Podría hacer la base para que las estrellas se muevan.

—Eso sería perfecto—sonrió enormemente hacia ella, Payne le lanzó una rápida mirada y dibujo una pequeña sonrisa. Al ser visto, Albert desvió la mirada y se aclaró la garganta—Tenemos todo, podemos iniciar ya la maqueta. Estoy seguro que la podemos terminar en menos de veinticuatro horas.

—Tienes mucha confianza en nosotros, Sweeney—siguió en lo suyo, de reojo miraba a su rollito.

—En ti—ambos se miraron rápidamente, uno muy apenado y la otra muy sorprendida—...Yo...Yo no...Es que tu...Tu eres buena y...

—Entendí, precioso—lo interrumpió, más que nada para evitar que siguiera nervioso por creer que había arruinado algo—También confío en ti. A parte de lindo y dulce, eres muy inteligente.

Su cercanía repentina tenso al chico pálido, trato de mover la silla para poner distancia, pero Payne lo jalo bruscamente acercándolos más, su mejilla conecto con la punta de su nariz, Carrie hizo pequeños toques en el área y aspiro el dulce aroma a vainilla y limpio.

—Eres muy lindo, Albert, ¿Te lo han dicho?

El nego rápidamente, controlando con muy poca victoria sus temblores, sintiendola respirar en su mejilla, acercándose a su cuello.

—Ca-Carrie...el...el trabajo.

Pero ella parecía no escucharlo, quizás estaba ignorandolo, una de sus manos fue a su nuca y acaricio.

—¿Sabías que mi primer nombre es Marilyn?—sonrió coqueta, dibujando con su dedo círculos sobre las libretas del chico—Y podría ser Marilyn Monroe si tu dejaras de jugar conmigo al gato y al ratón, y aceptaras el echo de que nos casaremos y tendremos cinco hijos.

Albert rio nervioso, era una tonta reaccion que nunca pudo controlar, alejándose de la cercanía que ella estaba provocando.

—¿N-No iba-ibamos a es-estudiar?—pregunto tembloroso, pero ella le ignoro y lo atrajo hacia ella por la cintura—Ca-Carrie....es-esper-ra.

—Me encanta cuando te pones nervioso, te haces una bolita de temblores entre mis brazos y eso me fascina—beso la piel cálida en su mejilla, aspirando el suave olor a vainilla, bajo su rostro y se emocionó sintiendo como el chico trataba de alejarse—Vamos, cariño. Rindete.

El chico cerró los ojos sintiendo esos labios frescos tocar su caliente piel, sus dedos tomaron con fuerza los hombros de la joven chica y suspiró. Por un momento desconectando sus pensamientos racionales y se abandonó a la sensación.

Ella sonrió contra el cuello y mordió, maravillada con el sonido que dejaron salir aquellos labios.

Lo quería. Y ahora podía sentirlo incluso más fuerte.

El Hermoso Rollito |#4|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora