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De: Conejito celoso.

De: Conejito celoso

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Hoseok no es un bebé celoso, solo le gusta que se enfoquen únicamente en él; especialmente sus padres y, obviamente, Hyungwon.
Exigiendo atención y mimos que sabía que merecía. O al menos eso creía pues su "mami" Hae se la pasaba diciendo:

— Recuerda que tú siempre mereces ser mimado y llenado de amor, Seokkie —solía decirle mientras atrapaba su naricita entre sus dedos con suavidad, los retiraba para después dejarle un besito y agitarle su cabellera negra.

Hoseok siempre le sonreía complacido, ¿cómo no hacerlo? Le gustaba ser abrazado y escuchar palabras llenas de amor.
Por eso era un pequeño dulce, lindo e inocente, repartiendo amor a quienes más quería.

Es por eso que la primera vez que conoció al pequeño Changkyun se llenó de un extraño sentimiento que él, por ser tan pequeño no supo definir, pero que lo hacía sentir extraño por no recibir su tan acostumbrada atención y mimos.

La primera vez que se conocieron fue al segundo día en que este estaba en su casa después de haber dejado el hospital.
La casa Lee/Cho se vio llena de gente pasada las doce del día.
Todos estaban emocionados por ver al nuevo integrante de la familia, y ni se diga de los pequeños que estaban emocionados al doble. Querían conocer al pequeño ser que había estado en la pancita del Tío Sungmin que solía darles patadas.

— Solo no hagan mucho ruido, —dijo dirigiéndose con énfasis a Baek, Jinki, Yongsun y en medida a Hoseok, aunque el ultimo estaba más entretenido con Hyungwon al lado— es pequeño y puede molestarse o llorar. —todos asintieron ante el Tío Kyuhyun— Bien, entonces esperen.

Los dejo ahí, sentaditos en el suelo de la gran sala de estar, llegando después con el pequeño en brazos. Todos los pequeños se levantaron con curiosidad, rodeando al alto Cho que se vio a si mismo atrapado por doce niños (incluidos sus hijos) que le tironeaban suavemente de su pantalón en un intento de bajarlo, estirándose lo más que podían. Kyu negó y con cuidado avanzo hasta llegar a sentarse en el suelo en forma de indio, acomodando una almohada entre sus piernas y dejando ahí al pequeño contra él.

Todos se acercaron hasta donde la mano del grande Cho les permitía, mirando con ojos de enorme curiosidad al pequeño ser que yacía mirándolos con ojitos de alguien que recién se levantaba. Soltó un bostezo suave haciendo que su chupete saliera de entre sus labios y se estiro completamente, todos los niños soltaron un suspiro acompañado de un chillido de emoción; que bonito era.

Matrimonio Y Bebés ••(SiChul)••Donde viven las historias. Descúbrelo ahora