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Seokjin había tenido una larga jornada de trabajo junto a su padre y regresó tarde, por lo que al llegar a su cuarto se encontró con su hermoso esposo dormido junto a su oso boca arriba. Jin sonrió de lo lindo y tierno que se veía, mientras lo hacía se quitaba la ropa. Detallando un poco mejor pudo notar que los cordones que anudaban su camisón en la parte superior estaban ligeramente zafados en su parte inicial, dejando al descubierto buena parte de su pecho. La curiosidad y el deseo de ver aún más crecieron llevándole a tirar su pantalón a un lado y a acercarse lentamente a la cama.

Una vez cerca, Jin observo a Tae evaluando si despertaba llevando sus dedos hacia los cordones para tirar ligeramente de ellos. Cuando termino de zafarlos, tomo la tela y la removió suavemente, dejando al descubierto sus dos botoncitos rosados. El pecho de Tae subía y bajaba pausadamente por la respiración mientras Seokjin se deleitaba con la vista del pecho desnudo de su esposo.

Jin llevo la yema de sus dedos hacia uno de los pezones para masajearlo suavemente. El tacto era suave y cálido logrando endurecerlo al instante, motivándolo a llevar su otra mano a hacer lo mismo que hacía con la otra. Tae se empezaba a remover un poco pero para fortuna de Jin no se despertaba. Luego de verlos endurecidos, le pareció tan apetecibles que acercó su rostro para lamerlos moviendo su lengua de forma circular y lenta disfrutando la suavidad y firmeza de la protuberancia. Lo hizo con ambos pezones, alternando sus dedos en uno y su lengua en otro.

Jin estaba tan concentrado y excitado que se dejó llevar y comenzó a chupar un poco más fuerte. Tae comenzaba a despertar y sentía sus tetillas arder. Cuando pudo ser más consciente las sintió calientes, mojadas y como algo se movía sobre ellas.

Al levantar su cabeza pudo ver como su esposo besaba su pecho de forma devota y apasionada. Sintió mucha vergüenza y se incorporó para ladear su cuerpo hacia un costado de la cama.

–mi señor ¿Qué hace? – tapo Tae con sus manos su pecho.

Estas siendo travieso otra vez. Pero sin que me dé cuenta, eso es trampa. – puchereaba Tae.

–Hola mi amor, eres tan hermoso que no pude resistirme.

–así no se vale.

–¿Por qué? Si tú eres mío.

Tae lo voltea a mirar de inmediato.

–¿no?

Tae vuelve a esconder su rostro y a jugar con su dedo en las sabanas.

–si pero es trampa.

–pero eres mío Tae. –decía Jin acercándose peligrosamente a su oído.

Al hacerlo su entrepierna endurecida rozo con la cadera de Tae.

–ahora veo porque estas tan travieso. Ya te creció tu cosita.

–mi precioso, ya no quiero hacer trampa. ¿me dejas verte?

–no sé.

–¿no confías en mí?

–si, pero me da penita.

–no tienes porque si eres muy hermoso.

Tae se pone boca arriba lenta y tímidamente con sus manos cruzadas en su pecho. Jin acaricia su rostro con el pulgar mientras lo mira dulcemente para infundirle confianza y luego le da un beso en los labios.

Jin lleva sus manos a las de su esposo para retirarlas lentamente mientras este desvía la mirada. Comienza a abrir la tela nuevamente y a bajarla un poco más desde sus hombros hasta la mitad de sus brazos dejando más piel descubierta, permitiéndole apreciar a Jin no solo su pecho sino su vientre y el inicio de la ropa interior de Tae.

Jin observa fascinado la hermosa piel canela mordiendo su labio.

–eres tan hermoso bebé. Ahora todo es tan claro para mí. No hay nadie más perfecto que tú mi amor. Solo tú puedes despertar el deseo en mí.

De inmediato Tae se pone muy rojo y tímido. Jin lleva sus dedos a acariciar toda la piel expuesta haciendo que Tae cierre sus ojos, se arquee un poco y gima bajito. Jin comienza repartiendo besos en su ombligo para ir ascendiendo lentamente chupando y lamiendo. En su camino le da unos pequeños mordisquitos haciendo temblar a Tae. Cuando llega a sus pezones los chupa con avidez como si fuera el más exquisito manjar. Tae comienza a gemir más fuerte llevando a Jin a chupar con más fuerza y deseo.

Una de las manos de Jin viaja a la entrepierna de Tae que ya comienza a endurecerse. Tae gime más de manera desesperada.

–Jiiinnnn....aaaaaah...aaaaaaah

Jin se incorpora y toma la tira elástica de la ropa interior de Tae, quien se llena de temor y lleva sus manos a las de Jin para detenerlo.

–no por favor.

–confía en mi bebé. Te prometo que te haré sentir bien.

–es que es muy vergonzoso, me vas a ver mi cosita.

–tu cosita, también ha crecido, mira.

Jin lleva una de las manos de Tae al pequeño bulto.

–¿ves?

No debes avergonzarte, porque eres muy hermoso.

Tae totalmente avergonzado afloja el agarre en las manos de Jin, permitiéndole continuar. Jin comienza a bajar su ropa interior dejando el pene largo y grueso de punta rosada expuesto que comienza a crecer ante sus ojos.

–hermoso. Eres muy hermoso mi precioso esposo. Y eres todo mío.

Tae gime ante la definición y espera con anhelo ser tocado por Jin.

Jin comienza a jugar con el glande haciendo estremecer a Tae y a retorcerse un poco. Luego comienza a masajear de arriba hacia abajo poniéndolo más duro y firme. Tae siente derretirse y comienza a gemir audiblemente. Sus quejidos son constantes y desesperados. Lo que excitan aún más al mayor, quien movido por la lujuria se lleva el glande a su boca para empezar a chupar con dulzura y devoción.

–aaaaaaaaaaaaah...mi.....se.....ñoooooor.....aaaaaaaaah.

Jin comienza a bajar y a subir volviendo loco a Tae de deseo. Siente su cuerpo arder y derretirse al mismo tiempo. Es tan fuerte el deleite que aprieta las sabanas con sus manos, se arquea y retuerce en ellas. Jin disfruta del sabor de su esposo, de su embriagante olor que ha llenado la habitación y es muy fuerte por lo lubricado que se encuentra. Jin se da cuenta de lo mojado que esta y lleva uno de sus dedos hacia el lugar haciendo que el cuerpo de Tae se sacuda de placer.

–estas tan mojado para mi Tae.

–nooo, Jin voy a morir. Siento que desaparezco. Todo mi cuerpito está ardiendo.

–¿no te gusta? ¿me detengo?

Tae hace una negativa de forma tímida. Jin entierra su cabeza en la entrada de Tae para lamer sus fluidos. Tae emite un gemido agudo y se retuerce en deleite. Jin comienza a chupar apasionadamente y Tae puede sentir como la boca de su esposo se abre y se cierra alrededor de su entrada muy mojada. Siente desvanecerse del placer y solo quiere más. Jin lo embiste con su lengua en su entrada y su mano en su pene logrando llevarlo al éxtasis, pero antes de que se derrame lleva su boca al glande para exprimir todo el contenido que derrame su esposo. Cada sacudida de placer en su pequeño cuerpo lo llevan al cielo y Tae solo puede pensar que está en el paraíso, donde siempre desea estar.

DULCE INOCENCIA JINTAE ~ OMEGAVERSEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora