Nunca te perdonaré

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Massimo

-  Deja de mirarme - me pidió mientras desayunábamos.

- Ojalá pudiese.

- No has hecho otra desde que nos despertamos,me estas poniendo nerviosa.

-  Te equivocas,no he hecho otra cosa desde que me desperté, tu seguías dormida mientras te veía.

- Sabes que eso es un especie de acoso.

-¿Y qué hago?

- Pues no me quitas los ojos de encima.

- Lo sabes por qué tú también me miras.

Se ruborizó,sabía que era verdad.

-¿Y no te sientes incómodo?

- No,al contrario me gusta que me mires,¿Te gusta lo que vez?

- Y a quien no,eres guapo y lo sabes,y también lo saben todas las mujeres que nos rodean y te miran como perros en celo.

- Ni me he enterado,pandilla de acosadoras.

-¿Y tú por qué lo haces? Además de hacerme sentir mal y no me vengas que por qué soy atractiva,por qué antes no me mirabas así.

- Siempre te he mirado Ellen,pero ahora siento que no debo disimularlo,eras deliciosa a los veinte, pero ahora directamente impresionas, y no hablo de tu belleza,te hablo de encanto y me gusta la sensación de ser el único que puede apreciarlo en su real dimensión...por qué antes para mí eras lo que veía,pero ahora cuando te miro..veo mucho más de lo que se ve,veo lo que eres y te conozco y muy a mi pesar me gustas...y demasiado.

No podía creer que aquí estaba revelando mis sentimientos frente a la chica que más aborreci en mi vida.

- Entonces...ya ¿No me odias tanto?

- Ya no estoy enfadado,no sirve de nada.

- No es lo que he preguntado Massimo.

- No puedo perdonarte si es lo que te preguntás,no puedo ni podré nunca por qué me duele y jamás lo superaré.

Vi como a Ellen se le llenaron los ojos de lágrimas.

- ¿Y que es lo que más te duele?- pregunto en un hilo de voz.

- No es lo de Luz,creo que lo que más me molesta es lo de Cristopher...si no hubiera Sido por lo que hiciste,tal vez la relación con mi hijo no hubiera terminado de ese modo.

- Habría Sido otro el detonante.

- Pero fuiste tu- la acusé- Pero no te culpo del todo,si no te hubiese deseado tanto no me lo hubiera tomado así.

- No soy culpable de tus deseos.

- Eso es verdad,pero te acostaste con otro en mis propias narices.

- Hablas como si te hubiese traicionado a ti y no a Cristopher.

Di un largo suspiro.

- En cierto modo me lo tomé así,te sentía mía entonces Ellen,te siento mía ahora no puedo evitarlo.

Silencio fue todo lo que se tornó,y vi unas lágrimas caer por el rostro de Ellen.

- Hasta tus lágrimas siento que me pertenecen...

Tu Me QuemasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora