Nueva Vida

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Massimo

Me estaba alojando en un pequeño yate,no era mío lo había alquilado, siempre había Sido un entusiasta de la navegación,pero nunca le había dedicado el tiempo que se merecía por no descuidar los negocios.
Ahora esos negocios que habían ocupado todo mi tiempo,ya no existían,y aún que así fuera la vida se había encargado de demostrarme que nada era indispensable y que todo puede cambiar en un instante a causa de la fatalidad, por lo que tenia muy claro que debía aprovechar el tiempo.

Al final todo se reducía a eso,el tiempo era el factor que estaba encaminado todo,y también el tiempo era lo que me mantenía alejado de la mujer que amaba.
Había Sido bastante clara al decirme que lo nuestro no podía ser, pero por alguna razón presentía que ella me extrañaba aún que sea un poco.

No había perdido el tiempo,había montado un negocio en Italia,una especie de hotel boutique,íntimo, elegante y sumamente acogedor,que había inaugurado poco después de reconstruir por completo la casa que había pertenecido a mi familia.

Me las había arreglado para ser medianamente funcional sin Ellen,pero estaba muy lejos de olvidarla o creer que algún día podría hacerlo,tenía deseos que me volvían locos,pero jamás había tratado de canalizarlos en otra persona.
Había asumido que continuaría enamorado de ella de por vida,y con la esperanza intacta de que ella cambiaría de opinión algún día,era consiente de que lo podría hacer.

Hacía tiempo que le agarre cariño al hotel boutique y no Vi el por qué de no vender la empresa.
Me deshize de la empresa y reparti el dinero de la venta sabiamente.

Solo me asegure de que todos mis seres queridos quedarán cubiertos,y seguí adelante,sin un centavo.
Podía comenzar de cero en cualquier momento y lugar.
Por fin había logrado entender que la buena vida poco tenía que ver con los bienes materiales,con el estatus,con el poder.
La buena vida tenía que ver con la familia,y en ellos pensé cuando tome la decisión de vender.
Asegure a Luz, Cris y Ellen.

Profesionalmente me sentía satisfecho, personalmente me hacía falta la mujer de mi vida.
Empezaba a sentirme enfermo de tanto echarla de menos,tal vez había llegado la hora de olvidarla.

Y mientras miraba el mar,me cubrí la cara con ambas manos y por primera vez en mucho tiempo, lloré.

Tu Me QuemasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora