Capítulo XXXIII

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Llegué a mi habitación y me dormí pensando en lo feliz que me hacía saber que él también sentía algo por mí. En el sueño lo pasamos realmente bien, esta vez fuimos a la nieve, no sabíamos dónde estábamos pero el lugar era increíble, se podía patinar en el hielo, cosa que en realidad no sabía hacer muy bien.

-Ya, ven, no seas aburrida- me decía desde el hielo ya con sus patines puestos.

-No soy aburrida, solo que no se me da muy bien- dije algo avergonzada.

-Amira, es un sueño, no te caerías si no piensas en hacerlo, confía en mí- tendió su mano, me afirmé de él durante mucho tiempo, luego me soltó y anduvimos patinando uno al lado del otro por horas, lo bueno de que fuera un sueño es que no hacía el ridículo cayéndome a cada segundo.

Desperté en casa, miré mi celular y estaba lleno de llamadas perdidas de Laila.

-¿Dónde te has metido?, te he llamado durante todo el día de ayer- dijo molesta- olvidaste que iríamos donde Leonor ¿no?-.

Entonces lo recordé- lo siento, me he olvidado-.

-Ya , si no importa, igual hubo un cambio de planes, iremos hoy- dijo ya más tranquila- ¿vienes?-.

-Sí, obvio, ¿a qué hora hoy?- pregunté.

-De inmediato- dijo- yo me baño y salgo-.

-Okey, haré lo mismo, nos vemos- entonces corté.

-¡Alicia!- grité.

-¿Qué pasa mi niña?-.

-Hoy saldré donde Leonor, no estaré para el almuerzo-.

-Está bien, yo le avisaré a su papá-

Rápidamente me duché, me vestí y salí. Llegué  justo a tiempo pues Laila venía recién llegando. Entramos y saludamos a los padres de Leonor quienes llamaron a Marcia, ella bajó, nos saludó y entonces ella nos habló.

-Yo lo siento chicas, estaba cegada, para mí, él era perfecto, yo lo quería y me tiré en contra de ustedes, más aun de ti, Amira, en verdad perdóname- dijo mientras lloraba, nadie dijo nada sino que la abrazamos todas a  la vez.

-Sabes que te disculpo Leonor, todos nos equivocamos  pero por favor no lo vuelvas a hacer- dije algo más seria.

-No lo volveré a hacer, ya aprendí la lección ahora me siento muy mal-.

Por lo que nos contó, David la había engañado, se había ido de viaje de vacaciones a Europa y desde allá la había llamado diciéndole que quería terminar con ella, Leonor le había suplicado que no lo hiciera pero él solo le había cortado, al día siguiente una chica, amiga de Leonor y vecina de David le dijo que lo había visto días antes con una chica en su jardín, le mostró unas fotos donde David besaba a Tania, una joven menor que nosotras era capitana de las porristas y que por comentarios que se había hecho sería quien tomaría nuestro trono de "chica popular" una vez que nosotras nos graduáramos. David era cobarde, no valía la pena para nada y ahora sí que lo odiaba pues había hecho sufrir a nuestra amiga, a diferencia de mí, ella en verdad lo amaba. Lo bueno es que ya no tendría que verle la cara a ese payaso.

Hicimos todo un día de chicas, comimos, cantamos, bailamos, hablamos y todo como siempre, estábamos volviendo a los viejos tiempos. Antes de la cena Laila recibió una llamada de su novio, por lo que se fue, yo decidí quedarme un poco más hasta las ocho de la tarde cuando Richard fue a buscarme. En el camino le conté a papá lo sucedido.

-Yo sabía que era un pésimo partido- decía enojado- ojala Leonor lo pueda superar pronto-.

-Ojalá, no me ha gustado verla así- dije.

Al llegar a casa papá se despidió de mí.

-Buenas noches mi pequeña borreguita- dijo luego de besarme la frente.

-Buenas noches papá, sueña con mamá- le dije con dulzura.

-Sí que lo haré, tu también- apagó la luz y cerró la puerta.

Durante largo tiempo las cosas fueron de una manera diferente, cada noche nos juntábamos con Félix, en nuestros sueños y la pasábamos genial, algunos días iba a su casa, aquí él marcaba distancia, temía que alguien notara nuestros sentimientos hacia el otro, por ello solo en los sueños podíamos querernos, besarnos y abrazarnos; era algo complicado, no teníamos ninguna relación pero a su vez sí, era difícil ignorarlo y aceptar las cosas de esa manera, yo deseaba estar con él siempre y no solo en mis sueños. Aun más difícil se me hacía aceptar que él saliera con Franccesca para ocultar cualquier sospecha, de esa forma todos creían que ellos llegarían a estar juntos, él me prometió que aun así me respetaría, solo saldría con ella, pero no la besaría ni nada más allá, y me hizo prometer lo mismo aun cuando yo le dije que no saldría son Jason porque no quería utilizar sus sentimiento; todo esto era nuestro secreto, solo Ángel y Laila lo sabían. Ángel siempre nos ayudaba, a veces hasta gracias a él podíamos estar unos minutos juntos en su casa, sabía que no éramos novios y no entendía el porqué Félix no me lo pedía, pero aun así jamás intentó preguntar, la verdad él no sabía de dónde venía y de lo prohibida que era nuestra relación. Laila aunque al principio me había regañado, luego había decidido apoyarme, ella era con quién podía desahogarme cuando lo necesitaba y quién me daba la fuerza para seguir en esta relación que en el fondo sabía que no podía ser más de lo que ya era, a pesar de esto yo era feliz, todo en mi vida se había vuelto más lindo y así comencé una nueva etapa en mi vida con "el chico de mis sueños".

El chico de mis sueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora