Capítulo III

731 23 0
                                    

Me senté en la cama de golpe y la luz entró a mis ojos de inmediato, molestándome en ellos, no era la primera vez que me sucedía- solo es una pesadilla- me decía , respiré hondo y decidí bajar al desayuno. Alicia estaba sentada leyendo, apenas me vio aparecer se levantó dirigiéndose a la cocina.

- Buenos días Alicia ¿y papá? - dije de inmediato al notar que no estaban las llaves de su auto en la mesa.

- Buenos días mi niña, su padre ha salido muy temprano esta mañana, lo han llamado a una reunión urgente, pero me ha dicho que volverá temprano, estará aquí para el almuerzo creo-.

- Okey - dije algo desilusionada, me gustaba desayunar los fin de semanas con él, además quería hablar del tema de la universidad y la decisión que había tomado.

A diferencia de Leonor y Marcia yo quería seguir estudiando, al igual que Laila, ella desde que la conocía decía que estudiaría contabilidad una vez cumplido sus dieciocho años, me decía que era una buena carrera y que nos daría un buen futuro, trataba de convencerme de ir juntas y aunque los cálculos siempre habían sido uno de mis fuertes, no estaba segura de seguirlos estudiando por varios años más; yo jamás tuve claro que quería ser y por ello mismo suponía que no estudiaría pero ahora tenía claro una cosa, intentaría descubrir antes de terminar este año lo que haría de mi futuro.

Aun mascaba mi pan con huevo que había preparado Alicia, cuando saqué el móvil para mandarle un mensaje a Laila y ver si quería venir a mi casa en la noche, cuando noté una llamada entrante, como lo suponía se trataba de David.

- Hey, llevo tiempo llamando y no contestas, ya me había preocupado - dijo con un tono difícil de definir -.

- Lo siento, he dejado el móvil en silencio y no me he dado cuenta, ahora justo lo he sacado para hablarle a Laila, quería salir con ella en la tarde pero ¿qué te parece si nos juntamos a ver una película?-.

- ¿Quieres ir al cine?, Amira recuerda que estoy enfermo. me ha dado un resfriado bastante fuerte y no puedo salir, menos ahora que empeoré por salir anoche a la fiesta-.

- Está bien, será para la próxima, mejórate cariño, quizás  antes de que oscurezca pasaré a verte - dije algo decaída, sabía que era verdad lo del resfriado y que debía hacer reposo pero me entristecía pues jamás antes habíamos salido, no faltaba el problema que se presentara para que no pudiéramos salir, la vida a veces era bastante injusta.

- Ven temprano, recuerda que si vienes tiene que ser cuando papá aun esté trabajando, a él no le parece mucho esta relación y esas cosas, tú lo sabes -

- Si lo sé, no te aflijas, besos, nos vemos, te quiero - Y ahí estaba otra vez eso, el padre de David generando un problema y como siempre restringiendo la relación en algún aspecto.

- También te quiero, nos vemos Ami -.

Enseguida subí a la habitación, llamé a Laila quién me dijo que podría venir pero no se quedaría a dormir, al otro día tenía temprano clases de danza, quedamos en que nos juntaríamos en mi casa después de almuerzo y haríamos un día de películas como lo hacíamos de vez en cuando.

A la hora de almuerzo bajé corriendo y pregunté por papá  pero él no había podido desocuparse temprano y no había podido llegar a la hora acordada, había llamado a Alicia y le comentó que almorzáramos nosotras dos por mientras. Alicia sabía que eso me desanimaba, me acarició el cabello que tenía tomado en una desordenada coleta y mientras me sonreía me recordaba que mi padre hacía este esfuerzo por nosotras y que nosotras debíamos poner de nuestra parte, luego me dijo que había preparado el mejor pollo a la naranja , dicho esto me senté en mi sitio sonriéndole mientras me servía la comida y se sentaba a mi lado, en su lugar de siempre.

- ¿Sabes? he vuelto a tener  una pesadilla anoche, creo que ahora se han vuelto más seguidos los sueños y el dormir algo mal - le dije mientras comíamos.

- Quizás está muy preocupada por alguna razón mi niña-.

- He estado preocupada la verdad por algo en específico-.

-¿Qué sucede? puedes contarme lo que quiera hija-.

- Lo sé Alicia, lo que sucede es que aun no se qué hacer con mi futuro, y estoy a unos meses de terminar este año-.

- Mi niña, las decisiones no son fáciles, si fuera así todo sería demasiado monótono y se volvería aburrido, la vida es la cosa más complicada que existe porque está formada por una cadena de decisiones, y es bueno saber que no existen las buenas o malas sino que algunas llevan por caminos más largos y otras por caminos más cortos pero todos son corregibles, solo debes tranquilizarte y decidir lo que tú sientas que te llenará más tu alma-.

- Muchas gracias Alicia, solo me complica decidirme por una sola cosa-.

- Dale tiempo a tu mente-.

- Mientras no sea tanto como para perderme-.

- No lo será , tú ten paciencia-.

La conversación terminó y me levanté, salí a comprar unas cosas para comer con Laila en nuestra tarde de películas, el supermercado se encontraba cerca por lo que rápidamente pude volver a casa con: unas papas fritas sabor a queso, otras con sabor a crema de cebolla y maní confitado, este último para que Laila no me llamara otra vez una salada. Llegó Laila más temprano de lo acordado subimos a la sala que teníamos para mirar películas, tiramos unos cojines al suelo y nos acomodamos como niñitas pequeñas, al poco rato ya estábamos completamente listas.

Cuando terminamos, subimos a la habitación y nos sentamos a hablar sobre las "últimas noticias" que se hablaban en la secundaria, ya cuando estaba por anochecer Laila se tuvo que ir. Ordenaba las fuentes cuando sentí la puerta de la entrada, eso solo significaba una cosa, Richard había llegado.

- ¡Richard! - bajé la escalera gritando y con los brazos abiertos tal como si fuera a comenzar a volar.

- ¡Amira! - dijo con la misma expresión mía y con los brazos abiertos dispuesto a recibirme en ellos - Hija siento no haber podido almorzar juntos hoy, sabes que tenía mucho trabajo-.

- Papá, no te preocupes- dije sonriéndole- sabes que entiendo totalmente, este es un esfuerzo - él sonrió y de inmediato comencé a comentarle todo lo que había hecho en el día.

Cenamos, siempre lo hacíamos tarde pues así lo hacíamos todos juntos, luego me acompañó a la habitación y como era costumbre desde pequeña se sentó a mi lado y empezó a decirme mientras sus ojos estaban centrados en mi rostro:

- Eres tan hermosa como tu madre, cada día te pareces más a ella, su pelo era más claro que el tuyo, ella realmente era colorina, tu mas bien tomaste un color cobrizo, como si fuera la mezcla entre su pelo y el mío; tus ojos son tan verdes como los  de ella pero no es eso lo que más me la recuerda sino que esa mirada, tan dulce, tan sincera y tan brillante; en tu rostro está el de Nadia, en tu corazón y en tu espíritu estamos ambos porque sabes que eres el fruto de un sentimiento tan grande y tan puro como es el primer amor verdadero - dicho esto besó mi frente - buenas noches borreguita de mi corazón , descansa y que los ángeles te protejan-.

- Buenas noches papá, dulces sueños- dije con ternura.

Richard siempre me llamaba "borreguita" hasta que yo le había pedido que lo dejara de hacer, desde entonces había empezado a llamarme por mi nombre aunque cada vez que venía a darme las buenas noches, no lograba resistir la tentación de decírmelo, yo ya me había acostumbrado, simplemente no me molestaba.

Una vez que había salido de la habitación y cerrado la puerta, me di vuelta hacia la ventana.

- Buenas noches mamá - dije mirando hacia la cortina , de ahí solo cerré los ojos intentando dormir. 

El chico de mis sueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora